Sobre las Fiestas del Cristo y la religión como hecho social
Leo en el “Faro de Vigo” que el BNG avisa de que “el Cristo no estará bajo ningún concepto en la Semana Grande”. Es decir, en el programa de las fiestas de verano de la ciudad de Vigo – hasta hace poco llamadas “Fiestas del Cristo” – , no se hará mención del acontecimiento que, sin lugar a dudas, aglutina a más vigueses: la procesión del Santísimo Cristo de la Victoria. Hasta tal extremo llega la voluntad desacralizadora del Bloque que se muestra dispuesto – este partido político, que comparte con el PSOE poder municipal – a retrasar el comienzo de las celebraciones festivas para que no coincidan con la procesión. Y a la vez, en un ejercicio grosero de incoherencia, ese mismo partido transige con respecto a la romería de San Roque: “En este caso no tendríamos problema, porque es algo más que un acto religioso”.
He de confesar que no entiendo nada. Que un Ayuntamiento no organice una procesión religiosa cabe dentro de lo normal. El Estado – y los diversos niveles de la Administración del Estado – no es la Iglesia. Pero, si a un Ayuntamiento no le interesa una procesión, tampoco puede interesarle, en línea de principio, una romería. Pero, llegados a este punto, es donde se hace visible el criterio del Bloque: La romería es “algo más que un acto religioso”.
O sea, para que un acontecimiento tenga cabida en el programa municipal, ha de ser cualquier cosa, salvo un acto religioso. Un programa de fiestas se limita, normalmente, a levantar acta de lo que hay. No todo lo que cabe en el programa ha de ser propiciado u organizado por quien edita el programa. El programa da cuenta de lo que hay. Y si las fiestas del pueblo, o de la ciudad, son en honor de San Roque, del Santísimo Cristo, o de San Antonio (como en el Louredo del Padre Casares), el programa, por cortesía y por voluntad de servicio, deja constancia del motivo principal que las inspira. Eso es lo lógico en todas partes, menos en Vigo.