R. Guardini: La persona de Cristo y lo propia y esencialmente cristiano
Aunque se ha dicho – por ejemplo, por parte de Harnack – que Jesús no forma parte del contenido de su mensaje, que sería solo mensajero en la predicación del Padre y de su Reino, esta teoría es falsa. Jesús – así lo atestigua el Nuevo Testamento - hace manifestaciones sobre sí mismo que pertenecen al contenido fundamental de la Buena Nueva[1]. Su mensaje se halla determinado por la significación única de su persona.
Exige explícitamente que los hombres le sigan. Su persona aparece como criterio y motivo de conducta: “El que pierda su vida por mí y por la buena noticia la salvará” (Mc 8,35). Jesús es el núcleo, la justificación y la fuerza de la nueva comunidad religiosa. En sus palabras – como cuando emplea la expresión “yo soy” - alienta una pretensión absoluta, que pone la persona de Jesús en íntima relación con Dios[2].
Va mucho más allá de lo que sería propio de un maestro, de un fundador o de un salvador religioso. Se sitúa en el punto en el que radica el porqué del obrar, de igual manera que él “constituye la raíz de la realidad, el núcleo del sentido y el título jurídico de la comunidad, y de igual manera también que él justifica el acercamiento religioso a Dios, la súplica”[3].


En las interpretaciones modernas de Feuerbach y de Harnack falta el “escándalo”, la novedad de lo divino; en ellas todo se reconduce hacia la primacía del horizonte humano. Guardini, en 1905, experimentó un proceso de conversión, de profundización en la experiencia personal de fe, meditando un texto del evangelio según san Mateo: “Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará” (Mt 16,25).
Hace ya un tiempo tuve la ocasión de conocer algunos escritos de Fernando Rielo Pardal (1923-2004), fundador de las Misioneras y de los Misioneros Identes. Como resultado de esas lecturas publiqué en 2021 un artículo en Compostellanum titulado:
No resulta fácil describir sintéticamente la situación cultural y eclesial en la que, en la actualidad, nos podemos interrogar acerca de la esencia del cristianismo.












