761 - LAS CINCO BATALLAS

LAS CINCO BATALLAS

LAS CINCO BATALLAS QUE DEBEMOS LIBRAR LOS CRISTIANOS

DEBEMOS ESTAR PRESTOS A SER TESTIGOS, ES DECIR, A SER MÁRTIRES

Damos a conocer una parte de la entrevista a Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Cartagena, sobre el proyecto de ley sobre fecundación artificial aprobado hace unos días en España por la Cámara de Diputados.

Cabe recordar que cualquier ley que autorice la llamada fecundación artificial (fecundación asistida), por muy limitada y acotada que se presente, es siempre una ley inicua. Suelen ser esas leyes -las que algunos llaman "restrictivas"- las que marcan el comienzo de una cuesta abajo y están en el origen de los extremos como a los que ha llegado España.

Del contenido central de la entrevista a Mons. Reig se han ocupado diversas agencias y medios de comunicación; en Noticias Globales, reproduciendo el comienzo de la misma, nos interesa sobre todo destacar las respuestas del obispo a las dos últimas preguntas, en las que habla de las 5 batallas, que son aplicables en cualquier latitud, cualquiera sean los temas y el grado de perversión progresista a que se haya llegado.

Entrevista a S. E. Mons. Juan Antonio Reig Pla*. (Fuente: Secretaría Particular del Sr. Obispo de Cartagena-España).

El gobierno de España, que preside don José Luis Rodríguez Zapatero, ha presentado en el Congreso de los Diputados un Proyecto de Ley, que finalmente ha sido aprobado, sobre "Técnicas de reproducción humana asistida". Aunque todavía faltan pasos para su aprobación definitiva, a la vista de su contenido, ¿qué valoración le merece dicho Proyecto de Ley?

Este Proyecto de Ley no es sólo inicuo, sino que puede constituirse en una verdadera arma de destrucción masiva de vidas humanas, así como de la integridad psicológica de los que sobrevivan a ella.

Estamos hablando de un Proyecto de Ley que introduce innumerables propuestas que vulneran el Derecho Natural; sin embargo, sin ser exhaustivos, podríamos destacar, al menos, diez atentados contra los más elementales Derechos Humanos.

Así este Proyecto de Ley: 1) permite la "producción" de seres humanos; 2) facilita las conductas homicidas; 3) determina arbitrariamente quien merece ser considerado persona y quien no; 4) manipula el lenguaje para manipular las conciencias y el derecho; 5) constituye a algunos en dueños de la vida y de la muerte; 6) introduce el peligroso precedente de que el fin justifica los medios; 7) no excluye toda clonación humana; 8) permite la injusticia de que a los hijos se les niegue deliberadamente la posibilidad de conocer a su madre y con más frecuencia a su padre, facilitando por esta razón, que se den relaciones sexuales incestuosas; 9) hace posible con toda naturalidad el "bioadulterio" y el "incesto genético"; y 10) este Proyecto de Ley, afectado por una especie de "Síndrome de Frankenstein", autoriza la producción de "quimeras" medio-animal/medio-hombre. (…)

-Don Juan Antonio, una vez explicado todo esto, ¿cuál debe ser la actitud de las personas de buena voluntad ante este Proyecto de Ley?

La iniquidad de este Proyecto, como la de la Ley de reproducción asistida que ahora está en vigor, puede ser conocida por la conciencia de cualquier persona de recta razón que no esté ideologizada. He hablado con categorías propias del Derecho Natural y si me apura propias del simple "sentido común".

Cinco son, al menos, las "batallas" que hay que librar: 1) la batalla del matrimonio y la familia: sin matrimonios -esposo y esposa- y familias fuertemente unidas por el amor no es posible educar armónica e integralmente a los hijos. 2) la batalla de la vida: sin hijos, más aún, sin familias numerosas y sin el más escrupuloso respeto a la vida naciente, a los enfermos y a los mayores no hay futuro. 3) la batalla de las conciencias: es necesario, desde el respeto y promoción de la verdadera libertad, educar y movilizar las conciencias, formando la razón para que la inteligencia conozca y reconozca la verdad, la voluntad se oriente a hacer el bien, es decir, a amar, y la sensibilidad anhele la verdadera belleza. 4) la batalla de la memoria: se hace indispensable recordar nuestra procedencia, de dónde venimos, nuestra "tradición", nuestras raíces cristianas. Sin estas raíces el árbol de nuestra civilización está destinado a morir. 5) la batalla de la presencia en la vida pública: es indispensable organizarse, estar presentes en los medios de comunicación y participar, en general, en la vida pública, movilizando la sociedad civil en orden a reclamar leyes justas; en todo caso, debemos estar prestos a ser testigos, es decir, a ser mártires. Y el combate de la fe y de la evangelización: la plenitud de lo humano es lo cristiano -"ecce homo"-; la batalla contra Satanás es desigual, la victoria no es posible sin los dones gratuitos de la fe y de la gracia de Dios, las cuales hay que suplicar al Altísimo cada día, junto con todas las demás virtudes. Pero incluso esto no es posible sin el anuncio explícito de la Buena Noticia; es necesario, a pesar de las muchas dificultades, proponer con valentía el Evangelio de la vida: Cristo nuestro Salvador.

-Monseñor, ¿qué nos diría para concluir esta entrevista?

Deseo dejar constancia de que este Proyecto de Ley se constituye, sin duda, en un instrumento para facilitar el suicidio silencioso e inexorable de nuestra civilización, que no es otra que la Civilización del Amor. Espero que nuestros representantes políticos sean conscientes a la hora de votar este Proyecto de Ley. Es la mismísima estabilidad del entramado familiar y social lo que está en juego; los políticos, y con mayor razón si son católicos, deben oponerse, con todos los medios lícitos, a la aprobación de esta Ley. Así mismo, los votantes no pueden legítimamente apoyar a los partidos políticos que defiendan estas legislaciones.

Para terminar, consciente de que nuestra civilización lo es del amor, de la fe y de la libertad, pero también de la esperanza, sólo me queda suplicar a la Santísima Trinidad, por intercesión de la Inmaculada Concepción y del Apóstol Santiago, que proteja a España y a sus hijos. FIN, 22-02-06

*Obispo de Cartagena (España), Presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida, Vicepresidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, Miembro de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Decano del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el Matrimonio y la Familia (Sección Española), dependiente de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, Gran Canciller de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).