343 - LAS RELIGIONES MUNDIALES NO SON COMPLEMENTARIAS A LA REVELACION (1).

LAS RELIGIONES MUNDIALES NO SON COMPLEMENTARIAS A LA REVELACION (1). Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe. (Vid. Noticias Globales 326, 337, 338, 339, 340, 341 y 342)

Ante la reciente Cumbre de Líderes Espirituales y Religiosos para la Paz, organizada por la ONU y el grupo llamado Iniciativa de las Religiones Unidas, pensamos que a nuestros lectores les interesará las noticias del Vatican Information Service (VIS), sobre un nuevo documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que reproducimos a continuación.

CIUDAD DEL VATICANO, 5 SEP 2000 (VIS).-Esta mañana se presentó en la Oficina de Prensa de la Santa Sede la declaración "Dominus Iesus" sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia, de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Intervinieron en la rueda de prensa el cardenal Joseph Ratzinger, el arzobispo Tarcisio Bertone, S.D.B., monseñor Fernando Ocáriz y don Angelo Amato, S.D.B., prefecto, secretario y consultores respectivamente de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El cardenal Ratzinger señaló que "algunos teólogos más moderados confiesan que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, pero piensan que a causa de la limitación de la naturaleza humana de Jesús, la revelación de Dios en El no puede ser considerada completa y definitiva, sino que debe ser siempre considerada en relación con otras posibles revelaciones de Dios expresadas en los genes religiosos de la humanidad y en los fundadores de las religiones del mundo. De este modo, objetivamente hablando, se introduce la idea errada de que las religiones del mundo son complementarias a la revelación cristiana".

Hablando del relativismo y de sus consecuencias, el prefecto de la Fe dijo que el hecho de que se presente como la "verdadera filosofía de la humanidad, capaz de garantizar la tolerancia y la democracia, lleva a marginar ulteriormente a quien se empeña en la defensa de la identidad cristiana y en su pretensión de difundir la verdad universal y salvífica de Jesucristo".

El "principio de la tolerancia y respeto de la libertad -continuó-, es hoy manipulado y superado indebidamente cuando se extiende al aprecio de los contenidos, como si todos los contenidos de las diversas religiones y de los conceptos no religiosos de la vida se tuviesen que situar al mismo nivel, y ya no existiese una verdad objetiva y universal, porque Dios o el Absoluto se revelarían con numerosos nombres, pero todos ellos serían verdaderos. Esta falsa idea de tolerancia está relacionada con la pérdida y la renuncia de la cuestión de la verdad, que hoy muchos consideran una cuestión irrelevante o de segunda clase".

El cardenal Ratzinger recordó la enseñanza de Juan Pablo II en la encíclica "Redemptoris missio": "Todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones tiene un papel de preparación evangélica". Y en este sentido, subrayó que "se considera 'preparación evangélica' no todo lo que se encuentra en las religiones, sino sólo 'lo que el Espíritu obra' en ellas.

De esto se deriva una importantísima consecuencia: el camino para la salvación es el bien presente en las religiones, como obra del Espíritu de Cristo, pero no las religiones en cuanto tales".

"La estima y el respeto por las religiones del mundo, así como por las culturas que han obtenido un objetivo enriquecimiento a la promoción de la dignidad del hombre y al desarrollo de la civilización, no disminuye la originalidad y la unicidad de la revelación de Jesucristo y no limita de ninguna manera la tarea misionera de la Iglesia".

El arzobispo Tarcisio Bertone explicó a continuación el género literario del documento. El término Declaración significa que "no enseña doctrinas nuevas (…) sino que reafirma y sintetiza la doctrina de la fe católica definida o enseñada en precedentes documentos del Magisterio de la Iglesia, indicando su recta interpretación, frente a los errores y ambigüedades doctrinales difundidos en el ambiente teológico y eclesial actual".

"Tratándose de un documento doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, expresamente aprobado por el Sumo Pontífice -continuó-, es de naturaleza magisterial universal". La fórmula de aprobación "es de especial y elevada autoridad: 'certa scientia et apostolica Sua auctoritate'. Esto corresponde a la importancia y esencialidad de los contenidos doctrinales enseñados en la Declaración: se trata de verdades de fe divina y católica o de verdades de la doctrina católica que hay que respetar firmemente. Por tanto, el asenso exigido a los fieles es de tipo definitivo e irrevocable".

El secretario de la Congregación puso de relieve que "si una doctrina es enseñada como definitiva, y por tanto irreformable, esto presupone que es enseñada por el Magisterio con un acto infalible, aunque sea de diverso tipo".

Don Angelo Amato comentó las distinciones que hace la Declaración entre "fe teologal y creencia". La primera, recordó, es una "virtud teologal que implica un asenso libre y personal a toda la verdad que Dios ha revelado"; y la creencia, sin embargo, "está privada del asenso a Dios que se revela".

Por lo que concierne a la unidad de la economía salvífica del Verbo, la Declaración contrasta tres tesis: una primera "considera a Jesús de Nazaret como una de tantas encarnaciones histórico-salvíficas del Verbo eterno. (…) Contra estas hipótesis, se hace hincapié en la unidad entre el Verbo eterno y Jesús de Nazaret". La segunda tesis errónea "plantea una doble economía salvífica, la del Verbo eterno distinta de la del Verbo encarnado. (…) La Declaración rechaza esta distinción y reafirma la fe de la Iglesia en la unicidad de la economía salvífica querida por Dios Uno y Trino". Una tercera tesis errónea "separa la economía del Espíritu Santo de la del Verbo encarnado. (…) La Declaración rechaza también esta hipótesis como contraria a la fe católica".

Monseñor Fernando Ocáriz habló de las consecuencias eclesiológicas de la doctrina contenida en los tres primeros capítulos.

"Sólo en la Iglesia Católica -afirmó- subsiste la Iglesia de Cristo en toda su plenitud, mientras que fuera de su unión visible existen 'elementos de santificación y de verdad' propios de la misma Iglesia. (…) Por tanto, existe una sola Iglesia (subsistente en la Iglesia Católica) y al mismo tiempo, existen verdaderas Iglesias particulares no católicas".

"Debemos creer que toda salvación -también la de los no cristianos- viene de Cristo a través de la Iglesia, pero no sabemos cómo se realiza esto en el caso de los no cristianos".

La "Dominus Iesus", terminó, "rechaza una interpretación muy difundida hoy -pero contraria a la fe católica- según la cual todas las religiones, en cuanto tales, por sí mismas, serían vías de salvación junto a la religión cristiana". Y recuerda que "las otras religiones contienen 'elementos de religiosidad que proceden de Dios y que forman parte de todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y en las religiones'".

Al final de la rueda de prensa, un periodista preguntó si el documento no supone un impedimento al diálogo ecuménico e inter-religioso. Don Angelo Amato respondió que por lo que concierne al ecumenismo, "la declaración no enuncia ningún principio nuevo; lo que hace es recordar lo que dice el Concilio Vaticano II a este respecto". En cuanto al diálogo inter-religioso, "propone un camino hacia la armonía, la paz y el respeto; en ningún modo supone una interrupción de este diálogo".

Otro preguntó si en la preparación del documento, la Congregación para la Doctrina de la Fe también había consultado con los obispos asiáticos, debido a que en el texto se hace referencia a la influencia de las religiones orientales en la naturaleza salvífica de la Iglesia. El arzobispo Bertone dijo que se había dialogado bastante con las conferencias episcopales asiáticas y que habían tenido varias reuniones con los obispos indios.