1210 - CARD. BURKE: LA IGLESIA NO PUEDE FALTAR A LA VERDAD DEL MATRIMONIO

CARD. BURKE: LA IGLESIA NO PUEDE FALTAR A LA VERDAD DEL MATRIMONIO

Fuentes: Alfa y Omega/InfoCatólica

El Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, Card. Raymond Leo Burke, concedió una entrevista al semanario Alfa y Omega (Madrid), reproducimos parte de sus respuestas. La entrevista completa puede verse en la sección Artículos de nuestra página web.

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-En su discurso a la Signatura Apostólica, el Papa destacó el servicio del defensor del vínculo en los procesos de nulidad, lo que parece que no va tanto en la línea de los cambios que se propugnan desde algunos sectores en Europa central. ¿Cómo se concilian misericordia, verdad y justicia en temas como la comunión de los separados, en nuevas uniones?

"Debe comprenderse que el primer ingrediente, el ingrediente mínimo y esencial en una respuesta pastoral de caridad, es la justicia de la verdad. Sólo puedo amar a alguien desde el respeto a la verdad. En relación con las personas divorciadas en nuevas uniones, la Iglesia tiene que ser misericordiosa, recibirlas y ayudarles a participar en la vida de la Iglesia lo máximo posible; pero no puede faltar a la verdad y pretender que la nueva unión está en orden.

A menos de que haya habido una declaración de nulidad de lo que se presumía un matrimonio, el vínculo existe. La indisolubilidad del vínculo está claramente reconocida, desde la fundación de la Iglesia, en el evangelio de Mateo, por lo que la Iglesia tiene que respetar y promover la verdad del matrimonio de todos los modos posibles, como la unión indisoluble y abierta a la vida entre un hombre y una mujer. No puede haber cambios en eso.

¿Compasión? ¡Por supuesto! Pero la compasión no puede incluir que esa persona acceda a la Eucaristía. Lo que se está planteando en algunos ámbitos en Alemania, a mi juicio, es erróneo. El arzobispo Müller, Prefecto de la Doctrina de la Fe, ha dejado este punto muy claro, en un artículo en L'Osservatore Romano. No expresó su opinión personal, sino la enseñanza permanente de la Iglesia, que no puede alterarse.

Propagar la idea de que habrá un cambio radical, y de que la Iglesia va a dejar de respetar la indisolubilidad del matrimonio es falso y muy dañino. Un cambio así no está en manos de la Iglesia. La Iglesia debe ser obediente a las palabras de Cristo. Esta situación con algunos obispos en el alto Rin debe ser corregida. Si esa actitud se extiende a otros lugares, estaríamos fallando en la defensa de una verdad fundamental para la fe".

Hay un aspecto que creo que debe ser subrayado, y pienso que así será en el próximo Sínodo: sí, la cultura se ha alejado mucho del cristianismo en Europa o en EE.UU, pero nuestra respuesta a esa cultura no puede ser acomodarnos a ella. Traicionaríamos la fe católica. Lo que sí debemos hacer es enseñar la fe y testimoniarla de manera más eficaz. Hay muchos jóvenes esperando ese tipo de testimonio, porque son conscientes de que viven en una cultura en quiebra, estéril y que hace a la gente infeliz. Y quieren vivir una vida cristiana verdadera.

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-El Papa Francisco ha pedido revisar el modo en que la Iglesia presenta la defensa de la vida, porque su mensaje ya no es comprendido en sociedades fuertemente secularizadas. Este planteamiento ha generado cierta confusión entre algunos católicos. ¿Qué les diría usted?

"El Papa tiene ese gran y bello don de la cercanía; la gente le entiende; los números de personas que se acercan a Roma son impresionantes, mayores que nunca. Pero el Santo Padre ha pedido muchas veces que no se caiga en un culto personal, sino que la atención se dirija hacia Cristo. De hecho, el mayor regalo que él tiene para toda esa gente que acude a verle es anunciarles la verdad de la fe.

Yo entiendo que no podemos estar siempre hablando del aborto, pero, al mismo tiempo, éste es uno de los problemas morales más graves que hoy afronta nuestra sociedad. Cuando se eliminan cientos de miles de vidas humanas indefensas e inocentes, ¿qué queda del respeto a la vida? Esto tiene repercusiones importantes en asuntos como la atención a los pobres. En mi opinión, hasta que no se restaure el respeto a la vida humana en su forma más inocente e indefensa, no habrá la mentalidad adecuada para resolver otros graves problemas morales.

Lo mismo puede decirse con respecto a las presiones para legalizar el así llamado matrimonio -que no es matrimonio en absoluto- entre dos personas del mismo sexo. Esto contradice la ley moral natural y destruye la sociedad, algo similar a lo que ocurrió en la Grecia Antigua o en Roma. Por tanto, hay que dar gracias a Dios por el don del Santo Padre, pero la gente debe entender que es el Vicario de Cristo en la tierra, y que Cristo nos llama a cada uno a una conversión de vida. El Señor muestra una gran compasión hacia la mujer adúltera del Evangelio, pero sus últimas palabras son: «No peques más».

Y yo entiendo que puede haber buenos católicos que, durante décadas, han trabajado en defensa de la vida y de la familia, que ahora estén confundidos por lo que les llega de lo que está diciendo el Papa. Por eso creo que les dirigirá una palabra: Debéis continuar con lo que estáis haciendo. Porque eso es lo que él piensa. El Papa está tratando de acercarse a los alejados, pero eso no significa que quiera abandonar las cuestiones pro vida".

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-Usted le ha dicho públicamente a más de un dirigente proabortista que no debía comulgar…

"Es que si un político favorece el aborto, o el llamado matrimonio homosexual, lo cual es pecado público muy grave, ¿cómo puede acercarse esta persona a la sagrada Comunión sin haberse convertido y haber hecho un acto de reparación?". FIN, 06-12-13

Ver:

-Mons. Müller: no es posible dar la comunión a los divorciados

-Card. Burke: La Iglesia no puede faltar a la verdad del matrimonio

-La posible comunión de divorciados y el posible cisma en la Iglesia, por Luis Fernando Pérez