28.10.23

Educar en Católico, sí o también

Ni hay otro remedio, ni hay más solución para combatir y revertir toda esta morralla pseudoeducativa que nos destruye y nos aniquila. Empezando por los más débiles e indefensos: los hijos. Ya desde infantil: que se dice pronto. Los de la progrez -por lo civil y por lo eclesial, carroñeros con pedigrí-, deben decirse aquello de: “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Y en eso están.

Todo esto, por supuesto, contra los que aún tienen la osadía, a estas alturas, de tener hijos: “¿Los habéis tenido? ¡Pues ahora son nuestros! Ya os podéis ir enterando”.

Me refiero, muy en concreto, a la desgraciada actualidad -toda ella provocada, como  es natural y lógico: “no hay efecto sin causa”, como pasa en todo orden de cosas-, que está teniendo un largo rastro de suicidios entre los jóvenes, ellos y ellas, hasta hace poos años; porque ahora son ya niños -sí, niños-, los que caen en las redes del sinsentido y de la desesperación, y se quitan la vida: no tienen dentro otro horizonte, porque no se les ha suministrado otro.

Intencionadamente, y desde todas las instancias con las que, se supone, se les forma y se les protege. Nada más falso ni más alejado de la realidad, que se constata cada día: está hasta en los periódicos.

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22.10.23

Unas pésimas ¿ideas?

En El Mundo (20-X-2023) se largan un “reportaje” -por llamarlo de alguna manera-, en el que pretenden, una vez más -es el interminable y absurdo tema: estos chicos son recalcitrantes y empedernidos-, “demostrar” que el mundo mundial -el Universo y, en él, la tierra; además del propio hombre, por supuesto-, es “fruto” del azar, o del bing-bang, o de lo que sea…, con tal de no dar su brazo a torcer y tratar de tapar que es CREADO. Vano intento. Porque tal aserto se sale de toda lógica, intelectual y moralmente hablando.

Y voy al tema. Primero, por lo laico y civil: por la ciencia.

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14.10.23

«No sois vosotros los que me habéis elegido...»

No sois vosotros los que me habeis elegido, sino que soy Yo el que os ha elegido, para que vayáis, y deis fruto, y vuestro fruto permanezca (Jn 15, 16). Lo dice Jesucristo. Luego es Verdad.

Que después de más de dos mil años de Iglesia Católica, haya que recordar las palabras de Jesús…, tiene mérito. Pero hay que recordarlas porque se las ningunea: por decirlo suave y caritativamente…

Sucede que, en relación con el Sínodo, cada vez que habla el arzobispo Hollerich, la pringa. Y no sólo él: ahí están Grech y compañía, que no desmerecen. Desde luego, los que hayan recomendado estas eleciones -como Relator para el Sínodo de la Sinodalidad, el primero; y cargos diversos los demás-, se han cubierto de gloria: ni más a propósito para desprestigiarlo se hubiese conseguido mejor resultado. Ni a mayor velocidad. 

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4.10.23

La renovación de la Moral o "Por sus frutos los conoceréis"

Me refiero, como no puede ser de otra manera, a la Moral Católica, que, hasta un presente no muy lejano, “era” la única verdadera. Aunque quizá habría que acotar aquello de Moral “antes” Católica; ahora, vete tú a saber…; porque ya, ni se sabe.

Hasta el Concilio -s. XIX, principios del XX, para no remontarnos a Trento-, las cosas de la Moral Católica estaban clarísimas: todo el orbe católico estaba al cabo de la calle respecto a lo que era o no era pecado. Pecado grave o leve, según la materia, la “advertencia” -plena o no-; lo mismo para el “consentimiento"; y también había que atender a las “circunstancias” -agravantes o eximentes-, como era lógico.

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28.09.23

Amistad con el mundo: enemistad con Dios

Así escribe Santiago: La amistad con el mundo es enemistad con Dios. Palabras que no admiten ‘interpretación’, porque son de recibo estrictamente literal.

A mayor abundamiento, subraya: Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.

San Juan tampoco se apea de este aserto. Escribe: Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Amén.

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