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10.12.21

Reflexiones sobre el Patriotismo, el Nacionalismo y el Idioma Español

Patriotismo

La diferencia entre el patriotismo y el nacionalismo consiste en que el primero forma parte del orden de la caridad y el segundo, pareciéndose en cierto modo al primero, forma parte del desorden del odio. Es así de sencillo.

El patriotismo forma parte del cuarto mandamiento de la ley de Dios. Así lo señala el Catecismo:

2199 El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres, porque esta relación es la más universal. Se refiere también a las relaciones de parentesco con los miembros del grupo familiar. Exige que se dé honor, afecto y reconocimiento a los abuelos y antepasados. Finalmente se extiende a los deberes de los alumnos respecto a los maestros, de los empleados respecto a los patronos, de los subordinados respecto a sus jefes, de los ciudadanos respecto a su patria, a los que la administran o la gobiernan.

Y Santo Tomás señala que después de Dios, a los padres y a la patria es a quien más les debemos (Sum. Theol. II-II, q. 101, a. 1).

El patriotismo forma parte de las virtudes de la justicia y de la piedad. Las personas hemos de reconocer lo que la patria nos ha dado. Y hemos de corresponder aportando lo mejor de nosotros mismos para honrar y corresponder con justicia a todo lo que hemos recibido de ella. Por eso, todos debemos trabajar por el bien común de nuestros conciudadanos, de nuestros vecinos.

En el orden de la caridad, nuestro deber comienza por el amor a nuestros padres, a nuestras esposas y a nuestros hijos: a nuestra propia familia. No puedo dar lo que tengo a los de fuera de casa y dejar sin pan a mis propios hijos. Suena a obviedad. Parece de sentido común… Pero es que de sentido común andamos muy escasos últimamente. A veces somos muy solidarios con los que están lejos y tenemos abandonados a nuestros propios padres en cualquier asilo… Ser solidario con los que están lejos es más cómodo y exige menos de ti…

La caridad y la justicia ha de ser para con todos, pero debe empezar por los más próximos: por los tuyos. Y debe seguir por tus vecinos: por quienes viven contigo en el mismo barrio, en la misma aldea, en el mismo pueblo. Y debe seguir con la caridad por los que forman parte de tu misma comarca, de tu misma región y de tu mismo país; para acabar abrazando al mundo entero. Pero con un orden de prelación y no a lo loco. El amor es al próximo: al compañero de trabajo, al compañero de pupitre… Empecemos por extender el amor y la caridad por nuestro entorno más cercano. 

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