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19.12.19

Venid, adorad al Rey de la Gloria

En el Hijo de la Virgen, «envuelto en pañales» y «acostado en un pesebre», reconocemos y adoramos «el pan bajado del cielo»: el Redentor venido a la tierra para dar la vida al mundo.

¡Belén! La ciudad donde según las Escrituras nació Jesús, en lengua hebrea, significa «casa del pan». Allí, pues, debía nacer el Mesías, que más tarde diría de sí mismo: «Yo soy el pan de vida».

En Belén nació Aquél que, bajo el signo del pan partido, dejaría el memorial de la Pascua. Por esto, la adoración del Niño Jesús, en esta Noche Santa, se convierte en adoración eucarística.

Homilía de Juan Pablo II en la Nochebuena de 2004

 

¡Feliz Navidad!

Hago mía la oración de San Ignacio:

Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento,
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer.

Vos me lo disteis,
A Vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro,
disponed todo a vuestra voluntad;
dadme vuestro amor y gracia,
que con ésta me basta.

Ahora toca silencio y oración.

Muchas gracias a InfoCatólica y muchas gracias a todos mis lectores.

Dios les bendiga

No cuenten conmigo

 

No cuenten conmigo. Quiero seguir profesando la fe perenne de la Iglesia frente al rugido del mal que la asedia. El que quiera condenarse, allá él. Yo, con los santos, con los Padres de la Iglesia, con San Agustín, con Santo Tomás de Aquino, con San Ignacio de Loyola, con Santa Teresa de Jesús, con San Juan de la Cruz… De ahí no me muevo. Aunque me cueste la vida. Aunque me insulten, aunque me llamen hereje… Yo, con Cristo y con la Santísima Virgen María; con la Purísima, a muerte.

Yo soy un ignorante pero esto de la Pontificia Comisión Bíblica a mí me parece una blasfemia contra Nuestro Señor Jesucristo. Yo no soy teólogo, pero estoy bautizado y tengo eso que llaman “sensus fidei“. Lo que predica esta nueva iglesia no tiene nada que ver con la fe de mis abuelos, con la fe que llevó a que mis antepasados construyeran el pequeño templo de Santiago de Gobiendes o la Catedral de San Salvador de Oviedo.


Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


Gálatas 1

8. Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!

9. Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!


Recemos el Santo Rosario en reparación por las ofensas que recibe el Sagrado Corazón de Jesús.

Corazón Divino de Jesús, dame tus ansias redentoras para llevarte a donde no estés, poner amor allí donde no te conocen, reparar las ofensas allí donde te desprecian. Que todo lo que haga y diga; que toda mi vida sirva para extender la devoción a tu Sagrado Corazón en el mundo. Amén.

Por su indudable interés, les pongo el enlace al último texto de Mons. Viganò publicado en Correpondencia Romana:

Un atto di accusa a papa Francesco e di amore alla Chiesa di S.E. mons. Carlo Maria Viganò