Capítulo 1º: Los gestos sacramentales
A) LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS
Los gestos sacramentales son dos:
A)La imposición de las manos
B) El signo de cruz
A) La imposición de las manos
El gesto más importante, el primero entre todos los gestos litúrgicos, explícitamente elevado a dignidad sacramental, es la imposición de las manos (keirotonìa) que constituye un elemento esencial en la administración de la Confirmación y en el Orden. Los Hechos de los Apóstoles indican expresamente que los apóstoles invocaban al Espíritu Santo sobre los nuevos bautizados (neófitos) y consagraban nuevos ministros del culto “imponiendo las manos” (Act. 8,17- Act. 13,3)
Pero en la liturgia de la Iglesia antigua ese gesto era también utilizado en el ritual de los otros sacramentos, incluida la Eucaristía. Entraba en la preparación de los catecúmenos al bautismo; en la absolución de los pecadores y en la reconciliación de los penitentes: la frase “imponere manum in poenitentiam” era ya antigua en tiempos de San Cipriano (+258); en la celebración de la Eucaristía: “imponens manum in eam (oblationem) cum omni presbiterio ” prescribe la Traditio para el obispo neoconsagrado (que imponga las manos sobre la ofrenda con todo el presbiterio); en la unción de los enfermos: Orígenes traduce el texto de Santiago “orent super eum” (oren sobre él) diciendo “imponant ei manum” (imponiéndole las manos).

Es la primera parte del título de un opúsculo de 24 páginas, editado por el Arzobispado de Barcelona. En el dorso, al pie, en el lugar que suele reservarse a los patrocinadores de eventos y ediciones, hay dos logos: el del “Centre de Pastoral Litúrgica” y el de la “Generalitat de Catalunya, Departament de la Vicepresidencia”. El subtítulo, con el que no he acabado de quedarme, dice: “la confianza en la vida de Dios”. Puesto que tengo interés en ver cómo gestiona la diócesis la oportunidad pastoral que pone en sus manos la asistencia a los servicios funerarios de gran número de cristianos olvidados de la Iglesia, me adentro en las páginas del folleto.
Emocionado por la sorpresa de la semana pasada en Catalunya Cristiana, vuelvo a comprar un nuevo ejemplar esperando agradables sorpresas. Pero lamentablemente a Mn. Jaume Aymar parece que ya le abrán estirado las orejas por diversos lados y ha vuelto a su despacho para evitar nuevas meteduras de pata de sus redactores.
No sé si esta sección podrá seguir en próximos años, pues al hecho lamentable de que algunos párrocos prefieren dejar a sus feligreses sin la Santa Misa que llamarnos a nosotros para substituirles (tal como comenté en la primera entrega de este verano) se le suma el hecho de que algunos de los que me llamaban en verano dejan de hacerlo con un frío: "Gracias por haber venido a substituirme pero no hace falta que vengas más". La razón ya se la pueden imaginar, mi presencia en su parroquia les ha incomodado, no quieren que pueda "pervertir" a sus adoctrinados feligreses, con prácticas y afirmaciones que son contrarias a las suyas.
El pasado día 3 de julio de 2009