Esfuerzo cuaresmal por comprender a Sistach
Los que continuamente nos interrogamos no tanto sobre los hechos en sí sino sobre las causas y motivaciones de estos, repetidamente hemos intentado ponernos no sólo en la complicada mente del cardenal Sistach sino también el tortuoso mundo afectivo que lo mueve y sostiene.
Está claro, como he intentado dejar claro en otras ocasiones, que nuestro arzobispo más que un hombre de principios es un hombre instrumentos, es decir sus facultades intelectuales y volitivas no se sustraen a la tentación de pensar que el fondo el verdadero y único camino es el que, plagiando a Machado, “se hace al andar”
En una palabra, sic et simpliciter, Sistach participa de aquella visión y concepción de la verdad, común a la llamada “nouvelle theologie”, según la cual esta ya no se concibe como la conformidad del intelecto con la realidad y sus leyes inmutables sino como la conformidad del intelecto con las exigencias de la acción y de la vida humana que siempre evoluciona. A la filosofía del ser u ontología se la sustituye por la filosofía de la acción que define la verdad no ya en función del ser y sus principios sino de la acción. De esta manera se acerca al presupuesto modernista, tan actual en muchos sectores de la Iglesia contemporánea: la verdad evoluciona con el hombre. Este es el resultado de la filosofía de la acción y el fundamento de la crisis de la apologética contemporánea: haber caído en las ilusiones del idealismo con todos los riesgos que comporta para la fe.



Los incidentes con la presencia de Su Majestad el Rey en la final de la copa de baloncesto, o los anteriores en un encuentro balonpédico de la Europa Cup, ambos en Bilbao, me hacen pensar que los nacionalistas e independentistas vascos están nerviosos y alterados y que aprovechan cualquier válvula de escape, como es el deporte, para expresar su enfado y desilusión. Y es que ser gobernados por un pacto entre el PSOE y el PP no creo que les haga mucha gracia, aunque ésta sea la voluntad legítima y democrática de sus conciudadanos.
Uno es de natural confiado y, al igual que se cree el anuncio de la visita del Papa a Barcelona, admite sin reservas que los anuncios de la página web del arzobispado son absolutamente ciertos.





