28.12.10

Los Santos Inocentes, mártires

¡Oh Dios!, cuyo testimonio dieron en este día los Inocentes Mártires, no hablando sino muriendo, mortifica en nosotros todas las malas pasiones, para que profesemos con nuestras costumbres la fe que confiesa nuestra lengua.

Así dice la oración colecta de la Misa del día de los Santos Inocentes, mártires.

La matanza de los niños de Belén por el rey Herodes es un testimonio de la realeza de Cristo. A este Dios – Rey, confiesan los inocentes de Belén con su muerte, no con su lengua, porque «eran de dos años para abajo», sino con su muerte.

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27.12.10

¿Fin de la comunión en la mano?


En la pasada celebración de la Misa del Gallo por el Romano Pontífice ocurrió, durante la administración de la Sagrada Comunión, un hecho que me llamó poderosamente la atención. Los que fueron a recibir la comunión del Papa, lo hicieron de rodillas, como es habitual. Hubo un momento especialmente emotivo, cuando una persona de edad provecta, que se desplazaba ayudado de un bastón se arrodilló para recibir al Señor, siendo auxiliado para recobrar la posición vertical: cuando se quiere, se puede.

Esta imagen, contrasta con la cantidad de reumáticos que tenemos en España – aunque supongo que pasará igual en otros lugares -, que impide a tantas y tantas personas arrodillarse durante la Consagración.

De escuchar el canon de rodillas, ni hablamos. Tantos años hollando la liturgia, tiene sus consecuencias, ¡ay!

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24.12.10

23.12.10

Un pequeño paraíso en la tierra

Esta frase, que me sirve para titular el artículo de hoy, es la que cierra el artículo de D. Alex Rosal sobre las monjas de Lerma, en las que no habiendo recibido revelación divina al respecto, nos atrevemos a hacernos preguntas sobre el hecho en cuestión. Yo soy uno de esos agoreros de turno, un profeta de desventura de los que ven problemas por todas partes

Sin embargo hay una cosa de la que estoy seguro: que ni soy profeta ni hijo de profeta, sino boyero y cultivador de sicomoros. Por eso no me dejo asombrar por la fuerza del número – aunque sean ciento ochenta y una las vocaciones -. La orden de las clarisas ha sido probada por la Iglesia y por el tiempo. Sus santos están ahí. Los entusiasmos, pues, hay que dejarlos aparte.

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22.12.10