La primera en la frente

La Iglesia, por su propia naturaleza, se encuentra en el mundo en tensión. La irrupción del cristianismo provocó un terremoto en las relaciones entre la religión y la política que dura hasta nuestros días.

Esta novedad, es lo que se conoce como dualismo cristiano: hay dos poderes, el civil, que rige los asuntos temporales, y el religoso, que gobierna los asuntos espirituales.

Esta distinción encuentra su fundamento en Mt 22, 21: «al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», y su suplemento-complemento en Hch 4, 20: «juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios».

Podríamos decir, simplificando mucho, que la historia de las relaciones Iglesia - Estado se ha movido siempre en una lucha de la primera contra el segundo, con el objetivo de asegurar su libertad. Aunque nos pretendan enseñar lo contrario, la Iglesia, desde los tiempos de Constantino, ha intentado librarse del yugo que le imponía, de una u otra forma, el poder civil.

El Papa Gelasio será el primero que realizará una exposición teórica de las relaciones Iglesia – mundo, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia: dos sociedades, dos poderes; uno, dirigido a la salvación de las almas, y el otro dirigido a resolver los asuntos del bien temporal.

Sin embargo, todo cambia a raíz de la Revolución Francesa. A partir de ese momento, el Estado pretende también salvarnos. No nos dará la vida eterna, en la que no cree, pero sí un supuesto bienestar terrenal. Sus armas más poderosas serán el indiferentismo religioso, que niega la existencia de un orden moral objetivo, y la exclusión de la religión de la vida social; en definitiva, todas sus acciones van dirigidas a negarle la libertad a la Iglesia.

De esos lodos, estos polvos. Poco ha cambiado la teoría. Otra cosa son las formas. Pero en definitiva, el Estado aspira a salvarnos, con o sin nosotros. De ahí que la Iglesia sea un impedimento para conseguir sus objetivos.

En el día de ayer, el cardenal Rouco tendía una mano abierta al gobierno socialista. Todo sea en aras del diálogo.

Hoy, sin embargo, le han dado la primera en la frente, con mucho talante, eso sí. El juez estrella de la Audiencia Nacional , brazo judicial de ZP, exige a la Iglesia que colabore con la identificación de las víctimas de la Guerra Civil.

Si no querías café, toma dos tazas.

Decía el cardenal que él no tenía pinta de boxeador. Una pena. Y digo esto porque el noble arte de las doce cuerdas consiste en golpear sin que te den, no que te llenen la cara de manos. Para ser un buen boxeador hay que tener cintura, buen juego de piernas, saber encajar los golpes – no tener una mandíbula de cristal – y tener una pegada poderosa.

No estaría mal que el presidente de la CEE fuese un buen púgil – metafóricamente hablando -. Aunque personajes de ficción, boxeadores eran el padre Damián Karras y Don Camilo.

Dar sin recibir. En eso consiste ser un buen boxeador.

De esa manera nos hubiéramos ahorrado el «jab» de Garzón y ZP.

3 comentarios

  
Luis Fernando
Dicen que dos no pelean si uno no quiere. Pero la segunda parte de ese dicho es que aquel que no quiere acaba recibiendo una paliza.

Se dirá aquello de que hay que poner la otra mejilla. Bien, pero cuando la mejilla es la de otros y no sólo la propia, la cosa no es tan sencilla.

No sé si me explico.
26/09/08 12:17 AM
  
Isaac García Expósito
Perfectamente
26/09/08 12:18 AM
  
Unitas
¡Ah, Don Camilo, qué gran personaje!
Bueno, "aunque" nos lo pida el cardenal Rouco, habrá que seguir poniendo esa otra mejilla como hicieron esos de la catedral de Neuquen... y tantos y tantos y tantos confesores y mártires de la historia de la Iglesia.

Es un don inmerecido y que no todos los católicos reciben o responden el de ser confesores y/o mártires. Ah, y tampoco pongo yo la mano en el fuego de qué haría siendo yo presidenta de la CEE, con la sra. de la Vega, el sr. Alejandro Barrajón, los excompañeros profesores de Salamanca, los ultrafalangistaspseudocatólicos, las católicas del FEGLT, los fanáticos de algunos movimientos católicos pero en pañales... cada cual tirando de una cuerdecita. ¡¡¡Ahí sí que o entras como Don Camilo, blandiendo un banco contra unos y otros, o te sientas a mirar cómo se muerden unos y otros mientras rezas piadosos rosarios... para "que gane el mejor"!!!
27/09/08 10:42 AM

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