La Palabra de hoy: 23º Domingo después de Pentecostés

23º Domingo después de Pentecostés, rito extraordinario.

Introito, Jer 29,11-14;Salm 84,2

Dicit Dominus: Ego cogito cogitationes pacis, et non afflictionis: invocabitis me, et ego exaudiam vos: et reducam captivitatem vestram de cuncits locis. Ps. Benedixisti, Domine, terram tuam: avertisti captivitatem Jacob. v. Gloria Patri.

Dice el Señor: Yo abrigo pensamientos de paz y no de cólera; me invocaréis y os oiré; y haré volver a vuestros cautivos de todos los lugares. Salmo. Has bendecido, Señor, a tu tierra; has terminado con la cautividad de Jacob. v. Gloria al Padre.

Epístola Fil 3,17-21; 4, 1-3.

Fratres: Imitatores meiestote, et observate eos, qui ita ambulant, sicut habetis formam nos. Multi enim ambulant, quos saepe dicebam vobis, nunc autem et flens dico, inimicos crucis Christi, quorum finis interitus, quorum deus venter et gloria in confusione ipsorum, qui terrena sapiunt. Noster enim municipatus in caelis est, unde etiam salvatorem exspectamus Dominum Iesum Christum, qui transfigurabit corpus humilitatis nostrae, ut illud conforme faciat corpori gloriae suae secundum operationem, qua possit etiam subicere sibi omnia. Itaque, fratres mei carissimi et desideratissimi, gaudium et co rona mea, sic state in Domino, carissimi! Evodiam rogo et Syntychen deprecor idipsum sapere in Domino. Etiam rogo et te, germane compar, adiuva illas, quae mecum concertaverunt in evangelio cum Clemente et ceteris adiutoribus meis, quorum nomina sunt in libro vitae

Gloria tibi, Dómine.


Hermanos: Sed imitadores míos, y tened fijos los ojos en los que se conducen según el modelo que os ofrecemos. Porque hay muchos, de quienes otras veces os he hablado (ahora lo repito llorando), que se portan cmo enemigos de la cruz de Cristo. Su fin es la perdición; su Dios, el vientre. Ponen su gloria, precisamente, en lo que les debía servir de vonfusión; gustan sólo de las cosas terrenas. Mas nuestra morada está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo de miseria, en un cuerpo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder con que tiene sujetas a sí las cosas todas. Por tanto, carísimos y amadísimos hermanos míos, gozo mío y corona mía, estad así firmes en el Señor, carísimos. Ruego a Evodia y suplico a Síntica que vivan en armonía en el Señor. Y también te ruego a ti, fiel compañero, que les atiendas, ya que trabajaron conmigo en favor del Evangelio, a una con Clemente y los demás que me ayudaron, cuyos nombres están en el libro de la vida.

Mateo 9,18-26.

In illo témpore: Loquente Jesu ad turbas, ecce princeps unus accessit et adorabat eum dicens: “ Filia mea modo defuncta est; sed veni, impone manum tuam super eam, et vivet ”. Et surgens Iesus sequebatur eum et discipuli eius. Et ecce mulier, quae sanguinis fluxum patiebatur duodecim annis, accessit retro et tetigit fimbriam vestimenti eius. Dicebat enim intra se: “ Si tetigero tantum vestimentum eius, salva ero ”. At Iesus conversus et videns eam dixit: “ Confide, filia; fides tua te salvam fecit ”. Et salva facta est mulier ex illa hora. Et cum venisset Iesus in domum principis et vidisset tibicines et turbam tumultuantem, dicebat: “ Recedite; non est enim mortua puella, sed dormit ”. Et deridebant eum. At cum eiecta esset turba, intravit et tenuit manum eius, et surrexit puella. Et exiit fama haec in universam terram illam”.

Laus tibi, Christe.

En aquel tiempo: Minetras hablaba Jesús a las turbas, llegóse a él un príncipe, y le adoró diciendo: Señor, acaba ahora de morir mi hija; pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá. Levantóse Jesús y le fue siguiendo acompañado de sus discípulos. Al mismo tiempo, una mujer, que padecía doce años flujo de sangre, llegándose por detrás, tocó la orla de su vestido. Porque se decía: Si logro tocar tan sólo su vestido, quedaré sana. Volviéndose Jesús, y mirándola, dijo: Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado. Y quedó sana la mujer desde aquella hora. Cuando llegó Jesús a la casa de aquel príncipe, y vio los tañedores de flautas y la multitud alborotada, dijo: Retiraos, pues la muchacha no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Expulsada la turba, entró Jesús y tomó a la joven por la mano, levantándose ésta al instante. Y divulgose el suceso por todo aquel país.

“El Tiempo después de Pentecostés es como el símbolo del largo peregrinar de la Iglesia por la tierra; los últimos domingos del año litúrgico, como etapas finales, evocan el fin de los tiempos.

Según nos lo anuncia nuestro mismo Señor, se distinguirá el fin del mundo por los grandes trastornos que tendrán lugar y el recrudecimiento del mal, que agostará la caridad de muchos. La misma Iglesia padecerá grandes pruebas. Al recordar estas perspectivas de desgracias y luchas, procura la liturgia reforzar nuestro sentimiento de confianza. El introito nos asegura que los pensamientos del Señor no son de castigo, sino de paz. La epístola recuerda la invencible esperanza que sostiene a los cristianos en la espera del día en que Cristo venga a transformar “nuestros cuerpos miserables en cuerpos gloriosos". En el evangelio, finalmente, se nos ofrece un doble relato de curación y resurrección".

Misal diario y vesperal. XV edición.Dom Gaspar Lefebvre y los monjes benedictinos de la Abadía de San Andrés.Tr: P.Germán Prado y los monjes de la Abadía de Silos.

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