InfoCatólica / Fides et Ratio / Categoría: Teología

11.12.09

Lo que Roma dijo: Examinando la Dignitatis Humanae, por Jacob A. Michael (I)

De los dieciséis documentos promulgados por el Concilio Vaticano Segundo, no hay duda de que la Dignitatis Humanae («La Dignidad de la Persona Humana», también conocida como la Declaración sobre la Libertad Religiosa) es la más disputada, y ha causado la mayor consternación entre los Católicos Tradicionales. Los más audaces rechazarán simplemente el documento como una flagrante contradicción de la enseñanza Tradicional de la Iglesia, respecto a la libertad religiosa y la obligación del Estado a profesar la Fe Católica. Incluso aquellos que quieren realmente unirse a la enseñanza del concilio, y leer sus documentos a la luz de la Tradición, frecuentemente se queden cortos cuando leen este documento.

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1.12.09

Un sermón de Newman sobre la Virgen María

Nuestra Señora en el Evangelio

Hay un pasaje en el evangelio de este día (nota: III Domingo de Cuaresma, Lc 11, 14 – 28; hoy en la Forma Extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia)que puede habernos chocado a muchos y exige una aclaración. Mientras Nuestro Señor estaba predicando, una mujer de entre la multitud gritó: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que mamaste» (Lc 11,27). Nuestro Señor asintió, pero en lugar de contentarse con las buenas palabras de la mujer, continuó diciendo algo más: «Sí, dijo, pero dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan». Habla de una dicha mayor. Bien; estas palabras requieren alguna aclaración, aunque no fuera sino porque hay muchas personas hoy día que piensan que están dichas en desprecio de la gloria y la bienaventuranza de la Santísima Virgen María, como si Nuestro Señor hubiera dicho: «Mi madre es dichosa, pero mis verdaderos siervos son más dichosos que Ella». Así, pues, diré algo sobre este pasaje, y con una peculiar oportunidad, porque justamente ahora estamos celebrando la fiesta del «Lady Day», la gran fiesta en la que conmemoramos la Anunciación, esto es, la visita del Ángel Gabriel y la milagrosa concepción del Hijo de Dios, Nuestro Señor y Salvador, en su seno.

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18.11.09

Locus iste sanctus est, in quo orat sacerdos

El pater Iraburu está tratando en su siempre interesante blog, Reforma o Apostasía, las causas que han originado un debilitamiento de la autoridad apostólica.

Una de ellas, según el reverendo José María Iraburu, se encuentra en el influjo protestante. Escribe lo siguiente:

2.– El influjo protestante, como es sabido, es hoy muy fuerte en el campo católico. Los sacerdotes, más que sacerdotes son pastores. No hay, propiamente, sacerdocio cristiano; ni la Misa es un sacrificio, sino una cena. Por eso en ella la liturgia de la Palabra es muy larga, y la liturgia sacrificial mínima. Aversión a la ley eclesiástica –una judaización del Evangelio–. Apertura al nuevo «matrimonio» de divorciados. Aceptación de la anticoncepción. Secularización laica de la figura del sacerdote y del religioso. Los teólogos por encima de los Obispos –bueno, y cualquier cristiano: libre examen–. Los Obispos no son sucesores sacramentales de los apóstoles. Derecho de cada cristiano a disentir en conciencia de la doctrina o disciplina de la Iglesia. Etc.

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13.11.09

El Cielo (y III)

La palabra «visión» tiene un doble sentido: si por un lado se refiere al acto propio de la vista, por otro expresa el conocimiento intelectivo. De esta manera, la visión beatífica de Dios en el cielo, hace referencia a la visión de Dios directamente, sin intermediarios y que como tal, es un acto de la inteligencia al que necesariamente sigue el amor y el gozo: acto de la inteligencia por el cual los bienaventurados ven a Dios, clara e inmediatamente, tal como es en sí mismo (1).

a) La visión directa de Dios en el Cielo es afirmada por la Sagrada Escritura. En el cielo veremos a Cristo, Dios y Hombre verdadero para siempre, y también al Padre y al Espíritu Santo, directamente. En el Nuevo Testamento lo encontramos, en los siguientes textos:

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12.11.09

El Cielo (II)

Existencia del Cielo.

Como hemos visto, no hay verdad que se repita tantas veces en la Sagrada Escritura como la existencia del cielo, que constituye la bienaventuranza eterna. Ejemplos los encontramos diseminados por todas partes:

- Padre nuestro, que estás en el cielo… (Mt 6,9)

- Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos. (Mt 18,10).

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