Ave, Regina caelórum

Las Completas, en el Breviario Romano, se clausuran con una antífona a la Virgen, que cambia según el tiempo.

Hoy, el día de la Purificación de la Virgen, se estrena la antífona que se rezará hasta el miércoles santo. Es la siguiente:

Ave, Regína cáelórum,
Ave, Dómina Angelórum:
Salve, radix, salve, porta.
Ex qua mundo lux est orta:
Gaude, Virgo gloriósa,
Super omnes speciósa;
Vale! o valde decóra,
Et pro nobis Christum exóra.

Dignáre me laudáre te, Virgo sacráta.
Da mihi virtútem contra hostes tuos.

Oremus

Concéde, miséricors Deus, fragilitati nostrae praesídium; ut, qui sanctae Dei Genitrícis memóriam ágimus, intercessiónis eius auxílio, a nostris iniquitátibus resurgamus. Per eumdem Christum, Dóminum nostrum. Amen.

Salve, Reina de los cielos.
Salve, Señora de los ángeles.
Salve, raíz; salve, oh puerta por la que apareció la luz.
Alégrate, Virgen gloriosa, bella entre todas.
Salve, oh, la más hermosa de las criaturas, y ruega por nosotros a Jesucristo.

Permíteme bendecirte, Virgen sagrada.
Dame fuerza contra tus enemigos.

Oremos.

Dios misericordioso, ampáranos en nuestra fragilidad, para que recordando a la Madre de Dios y con la ayuda de su intercesión nos levantemos de todas nuestras iniquidades. Por el mismo Cristo, Señor nuestro.

Amen.

Divinum auxílium máneat sempre nobíscum.

Amen.

2 comentarios

  
Atilano
Llamando a la Santísima Virgen «porta ex qua nobis lux est orta» aludimos a que de Ella nació Cristo, Luz del mundo, pasando como la luz por el cristal. Y a la esperanza de su segunda venida por el Este, en la que también Ella tendrá parte. A la Puerta Oriental del templo de la visión de Ezequiel, por donde sólo entrará el Mesías. Y a la Puerta Oriental de las murallas de Jerusalén y la leyenda judía sobre lo mismo, puerta que permanece tapiada desde hace siglos. Y a la venida de Cristo en la Misa, renovación de la primera y anticipo de la segunda. Y a la disposición tradicional de las iglesias «orientadas», y la celebración «ad orientem». La Misa se celebra mirando a la puerta oriental de la iglesia, que es el retablo con la imagen de la Virgen: puerta tapiada por donde llega Cristo en la Consagración, y a cuyo encuentro avanzan los fieles por la nave desde la puerta opuesta, alegoría de la vida cristiana. También en la cabecera está el Sagrario, donde Cristo se queda esperándonos, y María es la puerta dorada del Sagrario. Es la herida del costado de Cristo, que nos franquea su Sagrado Corazón.

Es siempre a través de la Santísima Virgen como Cristo viene a nosotros: en su primera venida, en la segunda, en la Iglesia, en la Misa, en el Sagrario, en toda devoción.
04/02/11 12:50 AM
  
José María (de Málaga)
"semper", Isaac, "semper"
04/02/11 3:32 PM

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