Epidemias
Vivimos en unos días que pasarán a la historia, no sé si como los de la pandemia COVID o la histeria COVID; el tiempo nos lo dirá. Lo que está claro es que no es la primera vez que la humanidad se enfrenta a situaciones como la que nos ha tocado vivir. Es un lugar común que en las conversaciones salga el recuerdo de la peste (negra) tal es el trauma que supuso a los europeos. Pero lo asociamos a algo medieval y superado y es más un ejemplo, como la fiebre española, de lo que fue y no volverá (quizá seamos unos ilusos).
En 1854, durante el verano, Londres sufrió una devastadora epidemia. Una ciudad populosa, muy grande, con un defectuoso sistema de alcantarillado y escasas medidas de higiene generales, era un perfecto lugar para que se extendiese una epidemia de cólera. Aun cuando la enfermedad era conocida y no resulto sorprendente su llegada, no se conocía ni qué lo causaba ni cómo se transmitía.




Tombuctú es el nombre de una ciudad con resonancias fascinantes. Al ser un lugar de encuentro y paso entre el África negra y el Sáhara, cita ineludible de caravaneros, sede de una famosa “universidad” durante muchos años en todo el mundo árabe, su presencia en la Historia y la Literatura es frecuente. León, el africano (viajero y geógrafo español) haría una famosa descripción de la ciudad.





