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28.01.12

Conversos del ateísmo

Why I’m Catholic es un sitio dedicado exclusivamente a compartir historias de conversión al catolicismo, desde los más variados trasfondos. Cuando lo encontré, inmediatamente recordé los comentarios de algunos escépticos, hace un par de entradas, acerca de que las pruebas de la existencia de Dios nunca han convencido a nadie.

Las conversiones son una realidad, ocurren todo el tiempo, a veces por intervención sobrenatural, como en el caso de San Pablo, André Frossard o John C. Wright, la mayoría de las veces por experiencias de vida y de encuentro con los demás, como en el caso de Jennifer Fulwiler.

Cierto, los argumentos por sí solos no provocan que alguien deje de ser ateo, y se haga católico, pero no por defecto de la demostración. La religión no es algo que uno reciba y luego guarde en un cajón para consultar cuando lo necesite, como un libro de ciencias; ella afecta todos los aspectos de la vida, nuestra cosmovisión y la llevamos siempre con nosotros, como un anillo de matrimonio. La religión es un asunto demasiado personal para que algo tan frío como una razón nos haga cambiarla.

Entonces ¿Para qué sirven las pruebas de la existencia de Dios? Nuestra cultura ha puesto la razón en un pedestal y algunos se han servido de ello para sugerir que sería incompatible con la fe, ignorantes de que precisamente el catolicismo ayudó a elevarla hasta ese lugar. Las pruebas de la existencias de Dios sirven para derribar precisamente ese prejuicio, como le ocurrió a Jeff Miller.

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2.02.11

¿Por qué no soy deísta? de John C. Wright

John C. Wright, escritor de ciencia ficción y fervoroso ateo (sus palabras), ha publicado en su blog algunas notas acerca de su conversión al cristianismo.

Su testimonio es muy hermoso y poderoso a la vez, les invito a leerlo completo. La traducción es mía, así que cualquier corrección es bien recibida.

A continuación, John C. Wrigth.

Me hicieron una buena pregunta:

“Supongo que aún no entiendo realmente por qué cambiaste de ser un fervoroso ateo a ser cristiano. No deísta, sino cristiano. Es decir, fuiste de no creer en Dios –y asumo en ninguna clase de elemento sobrenatural– a creer una muy específica historia acerca de Jesús”.

Bueno, no me gusta hablar acerca de esto, pero no sería honorable si eludiera responder. Soy cristiano porque tuve una experiencia religiosa con elementos específicamente cristianos en ella, aunque la unión mística de otras religiones no estuvo ausente. Lo que vi fue tan simple como el amor mismo, e igual de misterioso. No fue una vaga luz o sensación difusa la que encontré, sino personas con las que hablé, un espíritu, un apóstol, la Señora, el Paráclito, el Mesías, y el Padre. El Espíritu Santo entró en mi alma, le sentí hacerlo, y algo cambió dentro de mí: la gracia fue vertida en mí como en una pequeña copa, vino alquímico que convierte el latón en oro.

Debería decir “experiencias”, en plural. No una, sino seis, en un lapso de meses, y que continúan hasta hoy. He visto visiones y experimentado milagros, he visto oraciones respondidas y ocurrir cosas aún más extrañas. Un único evento sobrenatural sería suficiente para convencer a un ateo honesto acerca de la existencia de algo en el universo que no encajaría en el modelo materialista, científico. Yo he tenido media docena de tales experiencias, cada una diferente en naturaleza, duración y tipo respecta de las otras: una vergüenza de evidencia; abrumadora; definitiva.

Tal vez piensen que exagero o que estoy muy completamente fuera mis cabales: no les culpo.

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16.09.10

Historia de conversión: de atea a católica

En esta entrada del blog Conversion Diary encontrarán el audio, en inglés, de la historia de conversión de Jennifer Fulwiler.

Me llamó la atención cuando dice que leyó el Catecismo de la Iglesia Católica y se encontró con un verdadero Manual del Usuario para el alma humana, porque varias veces he tenido la misma impresión: a primera vista parecen un montón de reglas arbitrarias impuestas por la Iglesia, pero luego, al leerlo con detención y se ve el conjunto, aparece con claridad el patrón de amor y cuidado con que se ha creado cada una de nuestras almas, y lo que se necesita para que, funcionando correctamente, cumpla su objetivo, que es alcanza a Dios.

Otro aspecto a destacar es la suerte que tenemos de vivir en un país de mayoría católica. Cuando Jennifer comenzó a explorar el cristianismo, se encontró con el paisaje típico de los países protestantes: una Iglesia en cada esquina, todas enseñando cosas diferentes, y todas afirmando que se basaban en la Biblia.

Ese panorama fácilmente puede desanimar a una mente rigurosa, y facilita que los escépticos descarten la coherencia y fuerza lógica del cristianismo, como lo demuestra Richard Dawkins con sus famosos argumentos, que no resisten ni un curso básico de filosofía. En cambio, en países donde la tradición filosófica de la Iglesia es inevitable, quien busque la verdad cristiana y tenga un temperamento filosófico tendrá una fuente casi inagotable de lecturas y referencias.

Oh María, que tu Divino Hijo haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error.

De la oración final del mes de María