InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Escépticos

12.09.11

Herejes de facto

Un lector comenta:

He apreciado muchísimo que se haya tenido en cuenta mi aportación a este debate. Solo quiero añadir aún un par de cosas a partir de la alusión a mi post. La primera, soy cristiano, como sugieres, y católico, además. Pero con mis dudas e incoherencias que intentaré explicar también en este asunto.

Por las dudas en incoherencias no te preocupes, no olvides que todos somos herejes de facto, mientras no alcancemos la santidad, y que no seremos juzgados por lo correcto de nuestra teología, sino por el amor. Dicho eso, debemos tener presente que la verdad es parte indispensable del amor, y si decimos que amamos, nunca nos conformaremos con una mentira que nos resulta cómoda.

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24.08.11

El sacrificio de Abraham

Hace unos días un comentario acusaba al dios de los cristianos de hipocresía, por proponer un alto estándar moral, al tiempo que ponía como modelo de fe el sacrificio de Isaac por parte de su padre Abraham.

Lo cierto es que aún para un cristiano de toda la vida, esa acusación puede sonar preocupante. Después de todo, la Biblia no es un libro fácil de entender y, tratándose de textos escritos en épocas tan lejanas y en culturas tan diferentes, es natural que muchos de sus pasajes nos resulten oscuros. Nuestra respuesta natural cuando nos encontramos con uno de esos episodios es “ponerlos entre paréntesis", esperando que una comprensión posterior nos ayuden a entenderlos. El problema es que los que cuestionan la fe precisamente se enfocarán en esos episodios.

Entonces, veamos qué podemos decir al respecto, y comencemos por el principio, específicamente Génesis 22:

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23.06.11

Algunas notas del Profesor Ratzinger sobre creación y evolución

He estado con fiebre estos días, lo que espero me excuse por la falta de actualizaciones en el blog. Les ofrezco a continuación mi traducción de una parte del libro “In the Beginning…”, escrito hace algunos años por cierto prelado alemán que actualmente reside en Roma, cuya ortodoxia y capacidad intelectual tengo en muy alta estima.

En este capítulo se viene refiriendo precisamente al relato de la creación en el Génesis, como el hombre fue creado de la tierra y con el aliento de Dios. Con Uds., el profesor Ratzinger.

Todo esto está bien puede decir uno pero ¿acaso no es el último término contradicho por nuestro conocimiento científico de cómo el ser humano evolucionó desde el reino animal? Espíritus más reflexivos hace mucho tiempo han estado conscientes que no hay un verdadero problema aquí. No podemos decir: creación o evolución, en tanto estas dos cosas responden a dos realidades diferentes. La historia del polvo de la tierra y el aliento de Dios, que acabamos de escuchar, de hecho no explica cómo el ser humano llegó a ser sino más bien lo que es. Explica su origen más íntimo y arroja una luz en el proyecto que él es. Y, viceversa, la teoría de la evolución busca entender y describir su desarrollo biológico. Pero al hacerlo no puede explicar de dónde proviene el “proyecto” que es la persona humana, ni su origen interno, ni su naturaleza particular. En este sentido estamos ante dos realidades complementarias, y no mutuamente exclusivas.

Pero veamos un poco más de cerca, porque aquí también el progreso del pensamiento en las últimas dos décadas nos ayudan a entender nuevamente la unidad interna de creación y evolución y la de fe y razón. Fue una característica particular del siglo XIX el apreciar la historicidad de todas las cosas, y el hecho que hayan llegado a existir. Este siglo percibió que las cosas que solíamos considerar como invariables e inmutables eran, ante todo, el producto de un largo proceso de llegar hacer. Esto era cierto no sólo en el reino de lo humano sino también de la naturaleza. Se hizo evidente entonces que el universo no era sólo algo como una gran caja, donde todo estaba puesto en su estado final sino que era comparable a un árbol que vive y crece, y gradualmente eleva sus ramas, más alto y más alto hacie el cielo. Esta visión común fue y es frecuentemente interpretada en formas extrañas pero a medida que avanza la investigación se ha vuelto más claro cómo debe ser correctamente entendida.

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26.05.11

¿Y si Dios no existiera?

Un lector nos plantea una hipótesis interesante:

“Supongamos, en mi caso momentáneamente y exclusivamente como “hipótesis de trabajo", que Dios existe. Es una realidad constatable que el mundo, la vida, no está para nada exenta de dolor, enfermedades, guerras, crímenes, sufrimiento, catástrofes naturales, muerte… que afectan a todos los habitantes del planeta, animales y vegetales, humanos y no humanos, por igual. Me pregunto, le pregunto, ¿si Dios no existe, o si dejara de existir mañana, notaríamos alguna diferencia en todo lo anterior?.”

En primer lugar, anotar que la pregunta expresada de esa forma es contradictoria, porque da por supuesto que Dios existe, y luego, al formular la pregunta, se pone en el supuesto que Dios no exista, pero incluso resulta más interesante así, porque nos permite explorar varias posibilidades diferentes.

Primero preguntémonos ¿Puede Dios dejar de existir? Desde luego, la respuesta es un rotundo no, porque eso implicaría un cambio en el ser de Dios, y Él, siendo eterno, no puede cambiar en sí mismo. Imagino que muchos de mis lectores de inclinaciones más filosóficas objetarán esta formulación, pero hay varias formas de expresar la misma idea, y esta es la más breve que me viene a la mente ahora, antes de pasar a temas más interesantes.

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20.04.11

Por qué soy católico: La cuestión filosófica (parte II)

Seguimos explorando la existencia de Dios, en nuestro intento de llegar a saber si existen buenas razones para ser católico, según nos propusimos en esta entrada. Hemos dividido la cuestión acerca de la existencia de Dios en dos partes, para no alargarnos tanto, y por eso recomiendo leer antes la primera parte.

Las 5 vías de Santo Tomás

¿No las conocen? Véanlas aquí ¿Ya volvieron? si las entendieron de una vez es que nacieron en el S. XIII o han estudiado extensivamente la escolástica, para el resto de nosotros vale la pena  revisarlas nuevamente, a ver si sacamos algo en limpio esta vez. Sin dudas que el tipo escribía sin concesiones, y sólo leyéndolas varias veces es posible comenzar a dilucidar qué quiere decir. Por lo mismo, para quien ha decidido que no hay pruebas porque Dios no puede existir, es fácil darles un vistazo y descartarlas.

No explicaremos cada una de las vías aquí, que bastante se ha escrito al respecto, sino que iremos directamente a los obstáculos que el hombre moderno encuentra para comprenderlas en su sentido original.

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