No soy la luz sino solo el candelero
Les seré sincera. Nunca he tenido claro qué fue lo que me inspiró a abrir un blog.
Siempre que busco la razón lo único en lo que pienso es que lo hice para canalizar mi sed de Dios. Bajo este impulso lo abrí como quien inicia un diario, es decir, para dejar constancia de lo sucedido.
Poco después me empezó a seguir Juanjo Romero y muy poco después fui invitada a publicar en este portal en donde muchas veces no tengo idea de qué estoy haciendo ya que, si me comparo con el resto de los blogueros, lo que digo en mi blog es de lo más simple y de lo menos útil.
Compararme con el resto de los blogueros solo sirve para que triunfe sobre mi la soberbia, la que me quiere hacer pensar que comunicar sobre de mi sed de Dios no tiene sentido, lo que hasta me ha hecho pensar que mejor cerrarlo o abandonarlo por largo tiempo.
Es claro que no lo consigo ya que, mi sed de Dios (o la gracia, me inclino a pensar) claramente es más poderosa que mi voluntad por lo que, tarde o temprano, regreso y siempre bajo la influencia de un impulso (o de la gracia, me inclino a pensar)
Hoy, por ejemplo, me decía: - Hace tiempo no escribo en el blog. Lo que pasa es que mi vida anda algo oscurecida por lo que cuál luz podría echar si la que tengo apenas alcanza para mi?
Pensado de este modo desde hace días no escribo, pero hoy lo hago ya que, andando de aquí para allá leyendo noticias, me ha llamado la atención el video del padre Núñez contando sobre lo que le sucedió cuando se encontró con el conductor de un automóvil que tenía una calcomanía que decía: “Pregúntame sobre Jesucristo”.
Pues verán, el testimonio del padre ha sido también para mí.
Espero que el mío lo sea para quienes lo necesiten.
“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” Cántico de Zacarías
“Jeje” (como diría un amigo) creo que, como el padre Núñez, a veces olvido que no soy la luz (ni siquiera la vela) sino tan solo el candelero.
¡Deo omnis gloria!

Vaya! Uno, como cristiano, lee esto y la primera reacción es la de sentir el peso de mucha responsabilidad, no es cierto? Cierto, porque los cristianos de un tiempo para acá, pensamos que la salvación, propia y ajena, depende de nuestra voluntad.
Ups! Qué gozada! En temas candentes no hago más que abrir la boca y provoco tremendos alborotos como el de ayer. Lo siento.
Existe una enfermedad singularmente ingrata y es la fibromialgia.
Este blog es, en mucho, reflejo de mi itinerario de conversión, es decir, del camino que transito hacia el cielo adonde anhelo y espero llegar por gracia de Dios.