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12.05.25

Como cuando sale el sol

Fue hace tanto tiempo que diariamente pasaba bebiendo de la enseñanza de Benedicto XVI como de una fuente. No había día que no quisiera saber lo que le sucedía, qué decía o hacía.

Fueron años extraordinarios, de hecho, durante ese tiempo fue que cursé teología por lo que, de muchos ángulos, mi vida de fe recibió riqueza.

Luego, vino un largo período que fue para aprender a amar y confiar. Un período de poco más de una década. Hasta que llegó a su fin y, aquella zona sombría, fue iluminada por un papa que cantó el Regina Caeli en latín.

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18.03.25

Lista de contactos

“La vergüenza que nos da por mostrar inocencia, no nos sirve para llegar al cielo." Maricruz Tasies 

La aplicación (app) que utilizo para hacer transacciones bancarias pone a mi disposición la lista de contactos cuando necesito sus números de teléfono para hacer transferencia vía sinpe; con solo escribir el nombre, aparece el número de teléfono del contacto con el que puedo hacer la transferencia o pago. 

La lista de contactos puede contener cuántos nombres escritos de cualquier forma que se pueda imaginar, por ejemplo, yo a veces pongo Andrea de Fermín para recordar cuál Andrea es esa, o escribo Álvaro de Rossi para recordar de cuál Álvaro estamos hablando 

También se puede escribir “hermano” para referirte a tu hermano y “esposa” para saber que te llama. 

Algunos tenemos en la lista de contactos a Jesús, María y José, también tengo a Josué, David y Jacobo, entre otros.  

De hecho, tengo a dos Jesus, uno en el Whatsapp, quien se autonomina el “electrocutado” ya que le cayó un rayo y no murió; y otro Jesús, nacido el 25 de diciembre y que no es el Jesús resucitado que conocemos. 

La lista de contactos puede ser variopinta y tener diferentes usos.

Por eso a la niña del video que publicó Monseñor Munilla (deberán verlo en el facebook de Monseñor) no le pareció raro que su mamá tuviera entre sus contactos a Jesús (el único y verdadero Hijo de Dios), por lo que le mandó un audio por WhatsApp, con el que me identifiqué plenamente.

Qué emocionante sería poderle mandar mensajes o audios tipo WhatsApp a nuestro amado Jesús. 

Y es que, hace muy bien tener una vía de comunicación abierta, como es la oración, que no solo es gratis si no mucho más perfecta y asequible que el WhatsApp.

El caso es que, la frecuencia tanto como familiaridad en la oración con Jesús, podría ser de mucho mejor calidad que la que tenemos con nuestros contactos si confiáramos en Jesús y sus medios para atraernos hacia si. 

Les voy a pedir que antes de terminar no dejen de ver el video de Monseñor Munilla y que, después, revisen su lista de contactos a ver si tienen a un Jesús, María o José, que -de seguro los tendrán- ya que les voy a pedir que les dejen un mensaje tipo WhatsApp aquí en los comentarios.

Nos bendiga Dios. 

19.12.24

"Hablemos de rosquetes"

                                                           A mi amada y adorable familia, dada por Dios.

En esta época del año, quienes hemos tenido el don de una familia, nos hace bien evocar recuerdos que le confirme al alma que Dios no nos ha dejado ni dejará de su mano: confirmar al alma en la Esperanza.

En mi familia, por ejemplo, de siempre disfrutamos recordar nuestras cosas graciosas, las que no llevan cuentan del tiempo que nos han hecho reír.

Creo que se lo debemos a papá quien era hábil con las palabras y tenía un sentido del humor inteligente y delicado.

A mi hermano, por ejemplo, le decíamos “Don Camiseto”, por lo distinguido que se veía con esa vestimenta y, conocido además, como el calzador de la “Tosa Tusa” (la “otra pantufla”, como el propio niño de muy pequeño la llamaba y por la que lloraba al no encontrarla)

Mi hermanita menor, muy dueña de ella misma desde siempre, no dejaba que nadie le ayudara en nada, ni siquiera a ponerle nombre al jabón para bañarse, al que llamó “piticón". No hubo forma de hacerle cambiar de parecer. 

Por ejemplo, a mamá le decíamos “Tita Tirita”, por llamarla de forma divertida con sus nietos. El abuelo era “Tura Turuta”, cara de mondongo, también.

El sobrino mayor, Daniel, que en dulzura compite con Juancito, cuando ya era tiempo de dormir le decía a su mamita que le insistía en seguir jugando: “Mejor mañana, mamita, porque estoy un poquito mucho cansadito”

Por otro lado, el benjamín, el mentado Juancito, tuvo su propio diccionario del que sacó los nombres de las cosas, algunas son: pamparalalala (por lámpara), mi subichi, tu subichi, su subichi (por Mitsubishi) y además “pi pio auch”, su peluche preferido.

El hermano mayor de Juan, llamado Víctor, Victorino, Victorio, Victorioso, Victoriano, conocido también como “Manuelo”, por Víctor Manuel, resultó el más hábil de los sobrinos con las palabras.

Cuando, con ganas de socializar buscaba a la abuelita, se sentaba en el sofá invitándola a conversar: “Venga, Tita. Vine a estar con usted. Hablemos”, le decía. “De qué quieres hablar?”, preguntaba curiosa la abuela. “Hablemos de rosquetes”, le respondía ceremoniosamente el pequeño Vic.

Así se les iba tiempo, hablando y disfrutando de las palabras que, muchas veces, según el amor  con que se digan, parecen mimos.

La familia mía, aun cuando papá y mamá ya no están, seguimos siendo de ese modo y, aunque resulte singular, trasladamos ese cariñoso trato a las personas en otros ámbitos, incluso, al ámbito de la oración y, más por Navidad, cuando –por gracia- todo se reviste de familia.

Ya que la Liturgia de Adviento y Navidad nos enriquecen con altísimos y dichosos pensamientos, ya que tenemos puesto el portal así como multitud de signos que evocan nuestro parentesco con el Niño Dios, celebremos la familia con la mirada fija en la suya para que, cuando el Niño Jesús nos invite, nos sentemos a hablar con el de rosquetes.

El buen Dios nos conserve en su Gracia. Amen 

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Muy a propósito subí esta imagen del Niño porque cuando lo miro, quien pide hablar de rosquetes, soy yo.

 

 

5.12.24

Adorar

Un cuento oriental tiene como idea central la adoración.

La mujer es el personaje principal quien, de forma imperativa, invita al hombre que la adore. “Adórame!”, le exige.

Como aquél hombre, cualquiera se quedaría estupefacto; pero, si, por lo menos se ha enterado un poco de qué material está hecho, daría tiempo a madurar la idea en su cabeza, analizando ventajas y desventajas, para –finalmente- tomar la decisión, la única conveniente: “Adorarla!”

Para comprender el mensaje hace falta deshacerse de prejuicios ya que, con aquella demanda, la mujer consigue servir como redentor de aquél hombre, cuyo destino dejó de ser incierto, gracias a que libremente aceptó satisfacer a la mujer.

Adorarla implicaba dejar de pensar en sí mismo para pensar en ella antes que en cualquier cosa. Para ella eligió convertirse en siervo: amarla y servirla con todo su ser y con sincero corazón.

El primer domingo de Adviento, durante la homilía, el sacerdote nos hizo ver que –para cada uno- el fin del mundo es el día en que morimos. Visto así, tendríamos que ir madurando la idea de la muerte para que no sea imprevista, aunque pueda ser súbita.

Con madurar la idea, me refiero a enfrentar nuestro personal fin del mundo; por lo que practicaremos morir.

“Cómo practicarlo?, preguntó el sacerdote. “Muriendo cada día a este mundo”, enfatizó.

No es una idea nueva, por supuesto, aunque –dentro del contexto de las lecturas del domingo- la reflexión del sacerdote nos presentó una nueva perspectiva.

Muy bien veo que se relaciona este tema con el de la adoración.

Muy cercana encuentro la idea de adorar a Dios, no solo por ser Dios, sino adorarlo en sus criaturas. La adoración llevó al niño Jesús a preparar el momento de su muerte durante toda su vida. Adorando por amor cada día, hasta su personal fin del mundo.

Aquél hombre del cuento oriental libremente aceptó una idea que el mundo considera “irracional”, es decir, someter la voluntad a cualquiera; con esa acción suya, se puede decir que eligió “morir a los conceptos del mundo”, para adherirse por completo a los de aquella mujer.

Esa fue su salvación.

La nuestra, ya sabemos cuál es.

Bendita sea Dios!

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NOTA: Lo anterior no debe tomarse más que como tema literario. Si habláramos en términos teológicos-doctrinales no se trataría el material de esta manera. 

6.11.24

En cuanto lo vi, me pareció un arcángel.

En cuanto lo vi, me pareció un arcángel.

Entonces, mi imaginación siguió su curso: “Qué tal si a Dios se le haya ocurrido mandarnos arcángeles que fungieran como sacerdotes para que, sin defecto alguno, nos evangelizaran?”

Me refiero a que Dios, bien podría recurrir a un instrumento de este tipo para asegurarse que no lo echáramos todo a perder.

Por supuesto, ni los arcángeles sabrían que lo son. Ellos nacerían de mujer y crecerían como niños aunque, probablemente, lo harían en familias elegidas, como para reducir el riesgo.

Me doy cuenta que estaba en misa mientras pensaba en todo esto pero, es que… esto de los “arca-sacerdotes” sería una buena ayuda al desastre que, sin ayuda de nadie, logramos producir.  

En fin… el padre Juan (ahora sí, me refiero al sacerdote que presidía la celebración) no me decepcionó.

Si fuera un arcángel, se podría afirmar que su enseñanza es completa y veraz.  En la comunicación de la Palabra de Dios nos hace llegar la gracia, y no solo con la Palabra, con las homilías, las confesiones, y hasta con su rostro hace referencia al eterno y sumo sacerdote: “santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos”; tal como dice Pablo a los Hebreos el pasado domingo XXI TO

Aparte de su estatura, que me imagino yo, solo un arcángel podría tener un cuerpo, brazos y piernas tan largos como para que dieran sustento a las grandiosas alas con las que son creados.

Mi considero dichosa por conocer al padre Juan y demás sacerdotes de su congregación. Recién llegaron a mi parroquia y los considero una gracia. Como tantas que recibo sin merecer.

De toda la vida me ha llamado la atención sobre qué será esta forma creativa que tengo para reflexionar y decirme ciertas cosas. Desde que tengo memoria, me lo vengo preguntando. Qué será lo que Dios me ha dado que salgo con estas ideas en cualquier momento y sin razón?

He leído recientemente de nuevas hipótesis y pruebas de laboratorio que pretenden demostrar que existe un proceso de pensamiento llamado “divergente” que resulta ser “el que abre las antenas y trae de fuera (estímulos, imágenes, sensaciones, etcétera) para crear algo nuevo. Es un pensamiento de búsqueda, como de rastreo que se mueve en varias direcciones”. La persona que lo posee, además de ser creativa, tiene sentido del humor, es alegre y optimista desde la niñez. Le molestan los ruidos fuertes y los tumultos.  

Precisamente, ¡mi vivo retrato!

Pero, de qué sirve darse cuenta? Sirve de mucho. Primero, para agradecer a Dios, segundo, para comprender las razones por las que a veces nos fue bien pero, también mal, tratándose de relaciones en el estudio y trabajo.

Es muy útil también para aquellos que sean tutores de niños con estas características ya que, de esta manera, los podrán cuidar mejor.

Mi abuela Merce, la materna, nos contaba la historia de la vez que, habiendo enviudado, estaba en el puerto para tomar el barco hacia Estados Unidos con los hijos más pequeños, cuando se le presentó un caballero que tuvo la gentileza de orientarla durante el proceso previo al embarque.

Abuela nos contaba que le había llamado la atención su solicitud y más aún cuando, después de despedirse, alejándose vio que llevaba sandalias doradas en lugar de zapatos. Abuela estaba convencida de que Dios le había mandado un ángel y así nos lo contaba a los nietos.

De abuela y su mamá, abuela Merce, me llegó la fe y quizá también el “pensamiento divergente” que me resulta tan efectivo y agradable para continuar amando y pensando en Dios. Sea bendito.

 

 

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NOTA: Soy la primera en pensar acerca de cuál fue la intención de Dios dándome un blog en Infocatólica. Todavía no doy con la razón, por mientras, mejor escribo no sea que nada más que para eso me lo dió. Sea bendito.