“Si no consigues abrir el corazón, luego la cabeza no escucha”.
Mucho tiempo atrás, habiéndome planteado la promoción de la misa según la forma extraordinaria, quise abordar a sacerdotes conocidos para tocarles el tema pero la experiencia fue desastrosa. Lo fue por varias razones, entre ellas, que estuve enfadada por la desatención o desconocimiento del Motu Propio Summorum Pontíficum pero también por los abusos en la liturgia que se han vuelto cosa común.

Dejando de lado su aspecto sórdido y tenebroso, detengámonos en el luminoso, pródigo y honesto el cual es el que, obviamente, tendría que interesar a cualquier católico o persona de buena voluntad.
Hoy domingo, palabra, que me parecía estar escuchando al Señor decírmelo muerto de risa tras salir de misa.
Miki Vinuesa, blogero de InfoCatólica, ha acertado en su observación:
Habiéndome el Señor sacado aquella sonrisa me dispuse a abordar el día con buen ánimo a pesar del frío, las pesadas y oscuras nubes.