Consecuencias ¿indeseadas? de Fiducia
Cuando algo imposible se presenta como imposible pero con un resquicio de posible en determinadas circunstancas, lo que en la práctica ocurre es que se entiende que ya tiene carta de naturaleza lo hasta ahora vetado.
Fiducia supplicans abrió la posibilidad de bendecir parejas en situación irregular, homosexuales o heterosexuales, pero con unas limitaciones tan limitadas que en la práctica debería ser algo casi imposible. Recordamos algunas de las cosas que se dijeron en las aclaraciones de lo supuestamente aclarado, por ejemplo que serían, si acaso, cosa de apenas unos segundos, discretísimas, fuera de recintos de culto y que, por supuesto, decían, en ningún caso podrían asemejarse ni por asomo a un matrimonio canónico.
Esto quedó tan claro que a los muy pocos días después de la publicación de Fiducia supplicans ya teníamos al P. James Martin, S.J., bendieciendo en público, con luz y redes, a una pareja homosexual.

Ya saben. Aventuras, charcos, en los que se mete uno, y que no son una cosa tan simple como pudiera parecer. Bah, media horita para contar cuatro cosas. Je. Bien se conoce que no han pensado en el asunto.
En estos pueblos serranos se tiene miedo a la despoblación. Por eso desde hace años fuimos privilegiados a la hora de contar con fibra óptica que facilitase el teletrabajo, de forma que las familias no tuviesen miedo de venir a vivir aquí. Ya sabemos todos que desde hace tiempo, especialmente tras la pandemia de COVID, el trabajo a distancia se ha ido haciendo con su propia carta de naturaleza.
Contaban ese chiste, perdón por la broma, en el que un apóstol, tras escuchar al Maestro eso de que “dentro de poco me veréis y luego no me veréis", le respondió: “lo que más me gusta es lo bien que te explicas". Complicado el evangelio.