Que dimitan Griñán y Gordillo
La izquierda en general, y la izquierda española en particular, tienen sobrada y reconocida experiencia en la fabricación de cortinas de humo. Lo llevan haciendo decenios y con un excelente resultado. En cuanto hay un problema grave que les pueda salpicar en la frente, rápido buscan chivo expiatorio o situación engañosa para conseguir que la gente mire en otra dirección y quedar libres de toda responsabilidad.
Me resulta divertido, que no imprevisible, eso de que Izquierda Unida haya puesto en marcha una campaña pidiendo la dimisión del obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández. Más en concreto es el Área de Libertad de Expresión Afectivo-Sexual (Aleas) de IULV-CA quien ha puesto en marcha una campaña en las redes sociales para pedir la dimisión del obispo.

Me resulta curioso, casi día tras día, escuchar a los padres ese vacuo argumento de no condicionar al niño para el futuro cuando se plantean el bautismo y luego la primera comunión:
Cuando yo era niño o había menos enfermedades o, muy posiblemente, tampoco nos enterábamos demasiado. No recuerdo amigos celiacos, por ejemplo. Tampoco alérgicos y menos al polen. Pero insisto, cosas de pueblo.
Han pasado años. Comida de sacerdotes con el entonces cardenal arzobispo de Madrid, D. Vicente Enrique y Tarancón. El PSOE hacía unos meses que había ganado las elecciones generales. Un sacerdote, en aquella comida le preguntó: “Don Vicente, usted dijo en una ocasión que con gobiernos de izquierda la iglesia podría vivir mejor. ¿Lo mantiene?”. Su respuesta fue de las que hacen antología: “Yo es que creí que venían con buena intención”.