La señora Rafaela, presidenta
De la comisión encargada de hablar con el párroco.
Un grupo de feligreses, presidido por Rafaela, fue el encargado de hablar con el párroco para hacerle llegar las inquietudes de algunos laicos.
En síntesis le pedían que hubiera misa en la parroquia cada día y un horario fijo de confesiones.
El párroco les dijo: “Jesucristo sólo celebró una misa en su vida y fue bastante. Por otra parte, jamás tuvo horario de confesionario. ¿Dónde habéis visto en los evangelios que haya que celebrar misa a diario o tener un horario de confesiones?”
Repuso la señora Rafaela: “lo hemos visto en el mismo capítulo donde se afirma que usted debe tener una casa parroquial para vivir y un sueldo a fin de mes".
El párroco sólo acertó a decir: “Hay gente que no ha asimilado el concilio". La señora Rafaela a su vez exclamó: “algunos con en cuento del concilio hay que ver qué morro echan a la vida".
Y se organizaron para poder acudir a misa al pueblo de al lado.