Católicos ultraconservadores
Reconozco mi mala suerte. Ayer un comentarista me llamaba “ultraconservador”, lo que me hizo solicitarle amablemente si sería posible que me explicara la diferencia entre católico ultraprogre, progre a secas, católico sin más, conservador, ultraconservador y cavernícola. Nada, que no hay forma. Y eso que lo he intentado varias veces con personas diferentes. Lo único que consigo es que además de ultraconservador me llamen facha.
Todo esto me tiene muy deprimido, porque si me dicen que estoy equivocado en una cosa, pues se ve, o si patino en algún punto de dogmática o moral se revisa. Pero claro, si me dicen que mi problema es ser ultraconservador y no me explican lo que es eso, pues átame esa mosca por el rabo. Es como si yo en respuesta le digo que su problema es ser ultraprogreantiatchís. Toma esa. A ver cómo me responde.

El otro día surgía la discusión con dos amigos sobre derechos de personas que conviven. La problemática estaba en que por una parte se veía la necesidad de reconocerles algunas cosas, pero por otra surgía el miedo de que ese reconocimiento de derechos acabara pasando por un aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo o cosa semejante.
Yo tengo una madre muy anciana y con los defectos de una persona de mucha edad. Pero jamás consentiré que nadie me hable mal de ella, y mucho menos contaré sus miserias a sus enemigos para congraciarme con ellos, pensando que si me burlo de la mujer que me dio la vida eso me hará más humano y facilitará el encuentro con los que la critican.
Es el dato que nos dieron ayer. Tocaba reunión de sacerdotes responsables de Cáritas de mi zona y es una de las cosas que nos contaron.