9.03.13

Casarse en la playa, el campo o el chalet de la abuela

¿A qué sacerdote no le han llegado en varias ocasiones propuestas de celebrar una primera comunión en el jardín del chalet, un bautizo en medio del campo o una boda en lo alto del pico Picacho? La inmensa mayoría decimos simplemente no, cosa que cuesta bastante trabajo comprender a algunas personas.

Las razones suelen ser sobre todo o bien de tipo estético: “qué bonito sería aquí”, o práctico: “en lugar de desplazar a la gente todo en el mismo sitio y más sencillo”, aunque visto el flojo argumento se suelen disfrazar con la cosa de que la naturaleza es el gran espejo de Dios y en último caso con que es “nuestra boda” y “podremos decidir”.

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8.03.13

El hermano Víctor, O.H., conoce las intenciones ocultas de los cardenales

En las antiguas cartillas militares existía un epígrafe que rellenar sobre el valor del titular de la misma. La respuesta era siempre la misma: “Valor: se le supone”. Por principio creo que lo normal es suponer la buena voluntad de las personas y creer que la gente hace las cosas como debe de hacerlas mientras no se demuestre lo contrario.

Estamos a un tiro de piedra del comienzo del cónclave. En apenas unos días los ciento quince cardenales electores darán un nuevo pontífice a la Iglesia. No tengo nada que me haga pensar que todos y cada uno de ellos quieran otra cosa que no sea el bien de la Iglesia.

Puedo comprender que los no creyentes, los anticlericales, los anti iglesia emponzoñen lo que puedan y nos hablen de luchas de poder, deseos de medrar, intenciones ocultas y pagos de favores de toda índole. Es su papel. Lo que no puedo comprender es que un religioso se atreva a decir públicamente que “hay cardenales que están pensando quieren ser papas por el poder”.

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7.03.13

Del cura buenazo, líbranos Señor

Alguien me dijo en una ocasión que es preferible un listo malo a un tonto bueno. El listo sabe lo que quiere pero no estropea el resto. El tonto acaba por cargarse todo a base de buena voluntad falta de luces.

Tengo mucho miedo a los curas “buenazos”, más que a un tsunami. Porque los curas buenazos suelen acabar complicando las cosas, deshaciendo todo y dejando marrones muy considerables al compañero que viene detrás. Eso sí, qué bueno era D. Fulano.

Efectivamente D. Fulano era un buenazo. Tanto que no tuvo reparo en ceder la casa parroquial deshabitada a la juventud del pueblo para que tuvieran un lugar donde encontrarse.

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6.03.13

La señora Rafaela y el nuevo papa

No estaba la tarde para paseos, así que decidieron que mejor se quedaban en casa con el café y las cartas. Un buen julepe entretiene y a 5 céntimos nunca se gana o se pierde demasiado.

Salió lo del papa, y todo fueron comentarios y deseos. Carmen muy interesada, con la lista de los cardenales y además marcando en cada nombre los que según ella eran más modernos y por consiguiente más adecuados como papas para este mundo cambiante.

Agustina quiere un papa como los de antes, de silla gestatoria, armiño y vuelta a la tiara, que no sabe muy bien cómo se llama, pero ella quiere un gorro de esos altos como antes, con no sé cuántas coronas.

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Cómo cargarse una parroquia en cuatro días

En cuatro o en ocho, pero en definitiva en no demasiado tiempo. Levantar una parroquia es tarea ardua y que lleva su tiempo. Cargársela lo hace cualquiera y en un santiamén. Les doy unas pistas – consejos a sacerdotes que quieran acabar con una parroquia medio normal, que seguro que mis lectores completarán con sus propias experiencias.

Lo primero primerísimo es jugar con las misas. Por ejemplo, cambiar los horarios cada dos o tres meses, de forma que nadie acabe sabiendo a ciencia cierta cuándo hay misas en esa parroquia. Además, dejar a la gente sin misa alguna vez por despiste del párroco o porque surgió un problema. Si a esto añadimos la falta de puntualidad para empezar -qué más da empezar cinco, diez, quince minutos tarde- y para acabar –hoy misa de quince minutos y corriendo, mañana de cincuenta y cinco, pasado de cuarenta- vamos sumando puntos. Incorpórese a la estrategia celebrar cada día como se le ocurra al sacerdote del momento, y miel sobre hojuelas.

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