¿Cómo dar los avisos parroquiales?
Porque darlos, hay que darlos. 
Aquí nos movemos entre dos realidades generalmente contrapuestas. Por un lado, los feligreses quieren estar al día de lo que pasa, las actividades parroquiales y diocesanas, los problemas, las oportunidades, la gotera del presbiterio, la excursión a la Virgen de Valdetaludes y las cuentas del año.
Quieren y deben estar al día para no caer en eso de que aquí todo se lo meriendan entre el cura, la Juani la sacristana, don Teodoro el médico y ese matrimonio que toca la guitarra. Normal. Todo es de todos y los parroquianos deben estar al tanto de lo que hay, lo que no hay, lo que debería haber y de la necesidad de retejar la ermita de san Roque.
Dicho esto, y de forma simultánea, los mismos fieles que quieren saber, están hasta el moño de los avisos de D. Venerando, el párroco, y no digo ya nada si quien da los avisos es la Juani en persona. ¿Qué hacer con el asunto?

Rafa hizo su primera comunión con nosotros. Yo era su párroco y siempre he mantenido una excelente relación con toda la familia, tanto que no han sido óbice ni mis cambios de parroquia ni el suyo de domicilio para que continuemos con esa relación de afecto y confianza.
Con lo de ayer de “Por tantos” he de decir que, además de los comentarios publicados, he recibido bastantes correos sobre el tema. Me sorprendió especialmente uno, con su posterior intercambio, en el que un amable lector me decía que era normal que la Conferencia Episcopal Española colocara la publicidad de “Por tantos” en sus páginas oficiales, como Religión Digital.
        




