14.01.14

Una funda de ganchillo para la catedral de Santiago

Quizá hasta se la pueda encargar a la señora Rafaela, que puede hablar con Joaquina, Jesusa y alguna más y mira por donde, entretenimiento para un rato. Y no solo para la catedral de Santiago, no vamos a andarnos con chiquitas. Necesitamos un comando organizado tricotosa S.A., con delegaciones en todos las ciudades, villas, pueblos y aldeas, con el noble fin de ir tejiendo, con las variedades más llamativas de la artesanía nacional, fundas para todo monumento católico al aire libre. Sin discriminaciones. Desde la catedral de Santiago a Santa María del Naranco, desde la ermita del Rocío a la ermita de San Frutos, pasando por el monasterio del Escorial, la Sagrada Familia de Barcelona (para la que excepcionalmente se admitiría funda estelada), el Pilar de Zaragoza o los cruceiros gallegos. Ante todo, el respeto.

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13.01.14

Monaguillos: ¿"pa qué tantos"? Con anexo profético

Los monaguillos, para empezar, me parecen un extraordinario invento. Un par de chavales que sepan su oficio, acompañen al sacerdote, le ayuden con las vinajeras y el lavabo, la campanilla o la bandeja de la comunión, es un servicio muy de agradecer. En días solemnes, otro par para que ayuden con incensario y naveta, perfecto. Pero no más.

Me sorprende de cuando en cuando ver celebraciones con legiones de monaguillos. Qué digo dos o cuatro: seis, ocho, diez… ¿”Pa” qué tanto? Porque sales con las ocho criaturas y a ver cómo te las apañas para que hagan algo.

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12.01.14

Un papelito de Rafaela para el señor Ramón

Cuando el señor Ramón se ponía pelma, no era fácil de contentar. Anticlerical de toda la vida, con un toque de intelectual y una sonrisa de esas de perdona vidas. Con lo bien que estaban las mujeres solas y esa tarde tuvo que arrimarse el buen hombre.

No le faltaban teorías, razonamientos, algún dato de esos que dejaban a la gente asombrada, menos a Rafaela, que cuando le escuchaba hablar de sus filosofías como él llamaba a sus peroratas le decía: “anda Ramón, que tú una vez leíste un libro y todavía no lo has digerido”.

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10.01.14

Casos y cosas de Cáritas: mi vecina Angelita

La gente de mi pueblo seguro que la van a identificar sin demasiados problemas aunque debe hacer como treinta años de su fallecimiento. Era vecina mía, una mujer muy humilde. Vivía de una pequeñísima pensión de no sé qué, y cuatro perras que le daba el ayuntamiento por barrer las escuelas. Viuda, los hijos marcharon a trabajar a la ciudad y estaba sola. Pero recuerdo lo que le decía a mi madre: “no sé qué hacer con tantos cuartos”.

Insisto: cuatro perras mal contadas. Eso sí, la Angelita era una mujer muy “apañá”. Para calentarse, salía al campo y de cuando en cuando se traía una gavillita de tomillos y cuatro palos, y con eso bastaba. Su vestimenta de negro, una falda, blusa y mantón. Para comer, con cualquier cosa se hacía una sopita, a lo que añadía un poco de leche y poca cosa más. Se administraba tan bien que no sabía qué hacer con tanto dinero. Qué cosas.

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8.01.14

¿Viajar a Tierra Santa?

En mi parroquia, como en tantas otras, estamos aprovechando el mes de enero para organizar una nueva peregrinación a Tierra Santa. No es la primera vez, y lo hacemos convencidos de que es un gran bien espiritual para muchas personas conocer la tierra del señor Jesús.

Justo porque andamos ahora en esos menesteres, aprovecho para dar algunas orientaciones a esas personas que en algún momento me preguntan por la conveniencia de hacer un viaje a los santos lugares. ¿Merece la pena? Intento aportar algunas ideas que seguro quedarán completadas con la experiencia de tantos amigos.

A Tierra Santa no se viaja, se peregrina. Es que no es lo mismo. Viajar es conocer, ver, observar. Peregrinar es acudir a un lugar santo para encontrarse con el Señor y robustecer la fe. Es acudir en un ambiente de oración, de escucha, de apertura del corazón ante el Señor.

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