Nos vamos de la parroquia porque ustedes no dan facilidades
Una familia acaba de despedirse de la parroquia. No volverán más, y me dicen que no son los únicos. La razón es que han descubierto que somos una parroquia que no da facilidades.
No somos la parroquia ideal, lo sé y me consta. Pero tampoco uno logra llegar a comprender qué cosa sea esa de dar facilidades. Porque si se trata de rezar, no sé qué más facilidades que una capilla abierta 24 horas, 365 días. Si de asistir a la santa misa, dos cada día y cuatro los festivos. Si de confesar, media hora antes de misa los laborables y durante todas las misas dominicales. Cáritas funciona sin problemas. En catequesis de infancia casi hasta pueden escoger el día. Bautizamos cualquier sábado por la tarde. ¿Más facilidades?

No sé en otras diócesis, pero en Madrid, lo más común, es que los niños reciban su primera comunión en cuarto curso de primaria, es decir, entre los nueve y los diez años, y después de cursar tres años de catequesis, tras los cuales la inmensa mayoría desaparecen hasta vaya usted a saber cuándo.
Qué vergüenza, qué tomadura de pelo y vaya escándalo justo en el domingo en el que las lecturas dicen algo de una piedra de molino al cuello.
Complicadillo que es un servidor, empeñado en hacer las cosas al revés y de paso “suscitar” nuevas amistades, o al menos eso me dicen, que uno siempre haciendo amigos.
Parece que hay gente feliz con ello, pero un servidor lo está pasando mal. Quizá por mi propia forma de ser, tal vez por educación o genética. Qué sé yo. Lo único que puedo constatar, lo único que puedo decir ahora mismo es que solo sé que no sé nada, y que lo único que llego a comprender es que no comprendo nada.