El ecoteólogo y la presbítera
A mí es que ya lo que digan me trae sin cuidado. Me limito a leer los firmantes y a soltar una “ostentórea” carcajada. Porque hay gente que cada día se supera a sí misma en cuanto a memez y capacidad para hacer el ridículo. Y lo malo del ridículo es que una vez que has caído en él, te persigue como maldición toda tu vida.
Nuevo panfleto de “teólogos” –juassssssssssssssssssssss- y nueva portada de Religión Digital, que no pierde ocasión de sacudir a todo lo que se menea, sobre todo si lo hace en buena dirección. Hoy toca, en medio del recóndito Sínodo, una pomposamente definida “Declaración internacional de teólogas y teólogos sobre el Sínodo”, donde, entre otras lindezas se afirma que “deben reconocerse en la Iglesia católica la homosexualidad y los matrimonios homosexuales“, y no se lo pierdan, que “debe revisarse la condena indiscriminada de la interrupción voluntaria del embarazo“.

Ya desde la primera parte del Sínodo sobre la familia el papa Francisco ha venido invitando repetidamente a los padres sinodales a que hablen con claridad, digan todo lo que tengan que decir y vivan este acontecimiento con total libertad. Nada que callar, nada que ocultar.
Es que uno ya no sabe cómo hacer las cosas. Reunión de catequistas hace unos días. Siempre escasos como en toda parroquia que se precie. Una catequista: claro, como no se dice que se necesitan catequistas…





