Trescientos mil madrileños en misa un día de diario
No se lo creían. Tocaron a misa como cada tarde con el convencimiento de que irían los de siempre: tres o cuatro ancianas y quién sabe si algún que otro despistado. Pero fue comenzar la misa y de repente las puertas de los templos se abrieron para dar cabida a una riada de fieles como jamás hubieran podido imaginar ni siquiera en un domingo especial. Y era jueves, jueves corriente, jueves sin más, jueves ordinario.

Todo depende de cómo entendamos la misa. La verdad es que lo que más se nos ha transmitido en los últimos años ha sido la idea de misa como celebración de la comunidad, cena de hermanos. Así comprendida, el sacerdote es oficiante de una ceremonia esencialmente para otros. Se dice misa porque hay gente que la pide, porque hay un horario establecido, porque se da una circunstancia que así lo requiere.
Día emocionante el de ayer. Toma de posesión en las tres parroquias que se me han encomendado. A las 11, en Gascones, 12 en La Serna, y 13 h. en Braojos. En mi cuenta personal de Facebook hay colgadas fotos de Braojos: toma de posesión y aperitivo posterior-gracias ayuntamiento y vecinos de Braojos- y de la posterior comida en Gascones.
No me negaran que monseñor Novell, actual obispo de Solsona, es, cuando menos, peculiar. Hace unas semanas pudimos ver a monseñor votando en el ilegal referéndum del 1 de octubre. Quizá pudieron pensar que había llegado al tope de sus insensateces. Je. Pero qué ingenuos.
Los comerciantes saben muy bien la diferencia. Lo suyo es vender, como sea, y para eso tienen sus ventas normales, días de rebajas para sacar lo que no acaban de quitarse de en medio, y saldos, que es ver como deshacerse de las últimas existencias como sea y al precio que sea.