De internis neque ecclesia, eminencia
Me han sorprendido algunas reflexiones del cardenal Maradiaga que he podido leer esta mañana, y que parecer realizó, así lo cuenta Religión Digital, en la presentación del libro “Todos los hombres de Francisco”.
El cardenal Maradiaga se hace eco de una realidad incuestionable, que el papado de Francisco suscita reacciones diversas y que hay personas, medios muy críticos con Francisco. Normal. Opiniones diversas sobre su actuación las sufren el papa, el presidente del gobierno de España, el obispo de Tananarive y el señor cura párroco de Gascones, es decir, un servidor. Naturalmente, uno prefiere las alabanzas a los garrotazos, pero es lo que hay. Nadie, ni el papa, somos billete de cien euros que a todos conviene (y seguro que incluso en eso podría haber algún discrepante.

Por supuesto que las diferencias entre católicos y protestantes son notorias. La fundamental, nada menos que las fuentes de la revelación y el magisterio. Los católicos tenemos dos fuentes de revelación: la Escritura y la Tradición, interpretadas correctamente por el Magisterio. Los protestantes, evangélicos o similares solo tienen la Escritura como fuente de revelación, y no reconocen un Magisterio. Siguen en su libre interpretación.
Decir que lo que siempre fue blanco, ahora ha de ser considerado negro, o al revés, es un problema, pero no lo peor. Lo más grave es que todo sea como siempre, aunque no lo es, o siéndolo no vamos a ser rigoristas, y dependerá, y según el caso, y nunca se han de cerrar las puertas, porque eso te deja en una indefensión y un sin saber que acaba con la moral de cualquiera.
Aunque siempre escribo para todos, hoy me van a permitir que lo haga pensando de manera especial en los sacerdotes, y especialísimamente en los compañeros que, como un servidor, ejercemos el ministerio en el mundo rural. No es nada fácil.
¿Y eso? ¿es que se las roban? No, robar no. ¿Quién va a querer robar un par de velas de una parroquia de pueblo? ¿Entonces? Es por el frío… Me lo explique.





