Las iglesias pobres salen carísimas
Me lo habían contado hace días y hoy he visto las fotos en el blog de “La cigüeña de la torre”. El presbiterio de la madrileña parroquia de San Francisco de Borja ha sufrido una importante remodelación.
La iglesia es suya y allá con sus remodelaciones. Si está bien hecha o mal hecha es cosa supongo de patrimonio, en caso de ser templo protegido, y del arzobispado, que no tendrá nada que objetar ya que la misa de inauguración fue presidida por el cardenal Osoro. Otra cosa es que a unos guste más o menos, que en eso la opinión es libre mientras no se demuestre lo contrario.

El 13 de octubre de 1931 D. Manuel Azaña pronunció en un vibrante discurso en las Cortes esa frase lapidaria que aún hoy sigue causando una mezcla de terror y asombro: “España ha dejado de ser católica”. Lo cierto era que la cuestión religiosa estaba presente en las Cortes y que era inconcebible una manera de concebir el estado sin que lo religioso, la iglesia, estuviera presente para bien o para mal.
Cuando el otro día hablaba de las fobias de Vidal y Bastante hacia los obispos que no les ríen las gracias, refiriéndome en concreto al vergonzoso trato que dispensan al arzobispo de Burgos, no faltaron amigos y comentaristas que me sugirieron olvidarme de estos dos porque, según mis amistades, es hacerles publicidad y no merece la pena.
Tres pueblos a mi cargo como párroco. Cada uno con sus cadaunadas. Cada parroquia con su personalidad, la suya. Tres a los que uno intenta atender lo mejor posible y de la forma más equilibrada posible. Braojos (205 empadronados) y Gascones (188) algo más grandes. La Serna, el chiquitín (74).