Tanto Sacrosanctum concilium: “52. Se recomienda encarecidamente, como parte de la misma Liturgia, la homilía, en la cual se exponen durante el ciclo del año litúrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana. Más aún, en las Misas que se celebran los domingos y fiestas de precepto, con asistencia del pueblo, nunca se omita si no es por causa grave", como la Instrucción general del misal romano: “66. Los domingos y las fiestas del precepto debe tenerse la homilía en todas las Misas que se celebran con asistencia del pueblo y no puede omitirse sin causa grave, por otra parte, se recomienda tenerla todos días especialmente en las ferias de Adviento, Cuaresma y durante el tiempo pascual, así como también en otras fiestas y ocasiones en que el pueblo acude numeroso a la Iglesia", son taxativos a la hora de afirmar su necesidad y obligatoriedad.
Dicho esto, la homilía es una parte más y no la más fundamental. Se puede celebrar válida y lícitamente la misa sin ella, especialmente en los días que no son de precepto.
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