Inmatriculaciones. Huele a gloria bendita

Bueno, pues ya tienen sus señorías y tenemos todos el listado de bienes inmatriculados por la Iglesia católica en España en los últimos años. Creo que andaban todos, políticos especialmente de cierto pelaje y algunos clérigos de pelaje cierto, frotándose las manos porque al fin iban a salir a la luz los turbios manejos de la Iglesia en uno de esos asuntos en los que, a falta de argumentos, se despacha uno con un “no se sabe mucho, pero la cosa huele muy mal".
Allá cada cual con su mejor, peor o nulo olfato, porque lo cierto es que la cosa huele a mirra, áloe, incienso del bueno y esencias crismales. Las conclusiones son claras: “de los informes recabados del Colegio Oficinal de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España a este respecto no se puede concluir que existan inmatriculadas fincas a favor de la Iglesia sin mediar el necesario título material a su favor”.


Miren que servidor, a pesar de sus kilos, su esencia serrana y su lenguaje tantas veces descarado, en el fondo es más pacífico que Socio, aunque lo disimulo lo que puedo. No soy de peleas ni broncas y estoy más en la cosa de esa no violencia que consiste en hacer lo que uno cree que debe hacer, sin soltar bofetadas, eso no, pero convencido de que hay que servir a Dios antes que a los hombres.
Si es que así no podemos pretender que nadie nos tome en serio.
Lo siento. Ni gravísimos ni ocultos ni especialmente morbosos. De esos no hablo. No digo que existan o dejen de existir. Pero no hablo.