Gran noticia: Pedro Sánchez no quiere al nuncio
El pasado mes de marzo despedimos al que fue nuncio en España desde octubre de 2019 hasta marzo de este presente año. Un buen nuncio al que se le pusieron palos en las ruedas sobre todo al imponerle una famosa comisión de ayuda al nuncio, que acabó convirtiéndose en grupo de presión y puenteo. Pero sí, un muy buen nuncio a pesar de esos pesares, hondos pesares.
Hace unos días se filtró por diversos medios el nombre del que estaba llamado a suceder como nuncio en España a Bernardito Auza. Se trataría de monseñor Piero Pioppo, actualmente nuncio en Indonesia. Claramente, un nombramiento ya de León XIV del que nos llegan las mejores referencias en doctrina, pesamiento, línea pastoral y eficacia.

Permítanme que comience este post agradeciendo a dos buenos amigos, Specola de Roma y Paco Pepe Fernández de la Cigoña sus amabilidades y referencias a un servidor. Que dos auténticos influencers desde hace años reconozcan la labor de un servidor me llena, como diría un conocidísmo personaje de la vida española, “de orgullo y satisfacción". Paco Pepe es, sin duda, el gran referente de la información y la opinión sobre la Iglesia, con millones y millones de visitantes a sus páginas. Specola son años de escribir su crónica diaria ofreciéndonos una información vaticana de primerísimo orden. Suelo decir que lo que no conoce Specola es porque, directamente, no ha sucedido. Un servidor algo va haciendo.
Decía ayer a mis feligreses que la Iglesia es la única organización que tras constatar desde hace de cincuenta años su cuenta de resultados y comprobar que no hace más que perder clientes especialmente en zonas donde casi gozaba del monopolio, en lugar de reconocer humildemente que se ha fallado y de una manera estrepitosa, que las cosas no se debieron hacer bien, sigue, en muchos ámbitos con lo mismo de siempre, y además en aumento.
En la Iglesia, como en todas partes, siempre ha habido ciertos grupos de presión, de tal forma que pertenecer a alguno de ellos aseguraba unos ciertos privilegios o, al menos, no quedar relegado. En política tenemos desde los cuatro del Peugeot al grupo de la tortilla sevillana, pasando por la camarilla de Sánchez o la de Aznar. Si se trata de delincuentes, podemos hablar de la banda del Perete, el clan de los Gómez o la partida del Pernales. Las mafias se reconocen mejor por familias ¡quién no recuerda el padrino!