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8.11.24

Las cinco magníficas

Tiene su mérito. Son las cinco magníficas de Gandullas. Tienen su mérito, porque en una localidad que apenas llega a los 80 habitantes, es todo un lujo que un jueves cualquiera, a la adoración, el rosario y la misa acudan cinco buenas mujeres.

El primer día que celebré en Gandullas en una misa de diario, les dije que mi intención era acudir un día por semana, además de la misa dominical, para que pudiéramos rezar y dar testimonio de que la parroquia estaba viva. Su respuesta, contundente: pues nosotras aquí estaremos. Y están. No fallan. 

Humanamente, son lo último de la Iglesia católica. Cuatro o cinco mujeres mayores, alguna hasta con su sordera aceptada con alegre resignación. No se puede contar con ellas para el sínodo sinodal vaticano, serían elemento despreciable en el camino sinodal alemán, no se han hecho jamás problema con el celibato de los curas y el sacerdocio de la mujer. Eso sí, el rosario, la exposición del Santísimo y la misa lo saben aprovechar si lo tienen.

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6.11.24

Engañabobos

En los grandes principios estamos todos de acuerdo: amar a Dios y al prójimo, una sociedad mejor, justicia, la paz mundial, economía al servicio de todos. El problema viene en las concreciones. Por ejemplo, la economía. Todos queremos mejores servicios, enseñanza de calidad, buena sanidad, infraestructuras. De acuerdo. ¿Subimos  o bajamos impuestos? Todos apostamos por el cuidado del medio ambiente. Vale. ¿Nucleares sí o no?

Atentos a lo que les voy a decir. Muy atentos. Todo aquel a quien se le llena la boca de grandes frases e indiscutibles principios, pero que no concreta cómo llevarlo a cabo, es un cantamañanas, un engañabobos, un trilero del pensamiento, un embaucador, alguien que les quiere llevar al huerto de su capricho, que les va a engañar y no solo eso, sino que se va a aprovechar de ustedes en lo que pueda con la disculpa de que todo se hace por la humanidad, la fe, el Reino y, si me apuran, la nueva sinodalidad. 

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30.10.24

El espíritu del sínodo

Llevamos sesenta años de retorcimiento del Vaticano II con la única justificación posible: no lo dicen los documentos, no lo apoya ningina reflexión, no hay magisterio posterior… Es igual. Basta afirmar que cualquier barbaridad, cualquier ocurrencia, sostener la idea más peregrina, celebrar de forma creativa… ni están en los documentos conciliares ni en el desarrollo posterior, pero todo es posible porque en realidad lo único que vale es que es conforme con el espíritu del concilio. 

Mucho me temo que al omnipresente espíritu del concilio vamos a unir el espíritu del sínodo. 

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28.10.24

Un ratón ridículo llamado sínodo. Lo afirman los supuestamente convencidos

Que el cura de Braojos y aledaños no haya sido un entusiasta del sínodo pueden entenderlo desde la simpleza de los curas de pueblo y nuestra ancestral resistencia a todo lo que supongo novedad. El asunto es que los que apostaron por el sínodo a muerte, o directamente y sin tapujos proclaman su decepción o intentan seguir manteniendo el entusiasmo pero con unos argumentos que mejor se los guardaran. 

Empiezo. Si durante estos tres años de sinodalidad sinodalizante ha habido un medio de información religiosa convencido del sínodo, de las reformas de Francisco y de la gran renovación renovadora del todo imparable, ese ha sido Religión Digital. Pues bien, este es el mensaje que anoche colgó en X su director, José Manuel Vidal: “Pensábamos que el Papa iba a aprovechar el Sínodo (Concilio del Pueblo) para hacer avanzar la Iglesia hacia lo que el pueblo quiere: sacerdocio de la mujer, reparación de abusos, quiebra del clericalismo…Ni eso. Nada. Ni exhortación".

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24.10.24

Os presento a Trapella

Acaba de llegar a casa. Macho, cuatro meses, raza jack russell, pero no es un perro, es un torbellino. En las primeras horas ha decidido chuparme los pies, mordisquear una sandalia, probar el sabor de los cables, sacar papeles de la estantería, morder la mesa, atacar un disco duro externo, saborear un libro y robarme la alfombrilla del baño mientras estaba en la ducha.  

Ha decidido que no necesitaré más lavarme la cara. En cuanto lo tomo en brazos se encarga de llenarme de lametones, incluyendo limpieza de gafas. 

El nombre le viene de perlas. Trapella es una palabra catalana que, aplicada a un niño, une travesura, agilidad, inventiva, trastadas y tomadura de pelo. Un crío trapella es ese niño que te la lía, pero lo hace de tal forma, que al final dudas entre matarlo o comértelo a besos. 

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