Hoy en misa vamos a aprender unos versos
Pues sí, porque me parece que unos versitos, si se aprenden bien, me van a servir para explicar el evangelio de hoy a niños y mayores.
No sé por qué estamos empeñados en hacer heroicidades como cristianos. Llegan sobre todo los tiempos litúrgicos especiales y ahí te van los grandes propósitos, las ideas más espectaculares, los compromisos sobrehumanos.
No está mal, pero en su momento. Para empezar, mejor cosas que pueden parecer más sencillitas pero que son de una profundidad que asustan. Por eso hoy me parece que me voy a dedicar a que todos aprendan esos versos maravillosos que pone Pemán en boca de Ignacio de Loyola y dirigidos nada menos que a San Francisco Javier: “No hay virtud más eminente que el hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”.

En mi parroquia, supongo que en todas, una de las cosas que nos preocupa es la de ir formando a la gente. Cada grupo de adultos que surge es una alegría grande para todos. Nosotros tenemos funcionando el catecumenado de adultos que utiliza los materiales de la diócesis de Madrid. Hay además un grupo de matrimonios y alguna otra cosa.
Malo que las cosas de todos dé la impresión de que son sólo de algunos. Y esa es la impresión que desde el principio tenemos muchos sacerdotes y laicos de Madrid de la fiesta de las familias.
Aún recuerdo los últimos coletazos de la Acción Católica en mi pueblo siendo niño. Muchos jóvenes, bastantes menos jóvenes y a nosotros que nos decían que pronto seríamos aspirantes. Hablo de los años 60. Nunca más se supo.
No acierto a comprender por qué a ese grupo autodenominado “Izquierda Plural” le puede molestar tanto una felicitación navideña con una imagen del niño Jesús. Es como si se cabrearan porque alguien les deseara buenos deseos con imágenes y frases de Luther King o Gandhi.