Los grupos de don Matías
Era don Matías cura entrado en años, de sotana, cara de entre pícaro y bonachón, gato a sus pies y vida atada a su parroquia hasta casi confundirse con el retablo, la torre, el confesionario y la imagen de Santa Teresa, de mucho mérito, según dicen, y muy especial arraigo en la feligresía.
Su vida pastoral gastada entre misas, confesiones, exposición del Santísimo, la catequesis a algunos chiquillos y un grupito de señoras que lo mismo escuchaban una charla, que atendían el despacho de Cáritas que colocaban unas flores. Parroquia bien atendida, no faltaban parroquianos que acudían en muy buen número a misas y demás actos de culto y hasta se confesaban de cuando en cuando.

Muchos de los lectores de este blog, así como de los que me siguen en las redes sociales son compañeros sacerdotes, y lo que me sorprende de muchos de ellos, por no decir casi de la totalidad, es que me muestren su asombro por las cosas que digo, afirmando que están de acuerdo en muchas de mis apreciaciones pero que jamás se atreverían a decirlo en público, y mucho menos en un blog que cuenta con miles y miles de lectores.
Andaba un servidor esa tarde por la casa parroquial cuando se me presentaron dos individuos amables, educados, y con deseos de charlar tranquilamente con un servidor.
Que con lo del video del santo padre hemos tenido unas jornadas de especial intensidad.





