Las cacareadas misas con niños
Sé que no es fácil reconocer un fracaso de años y años, pero es lo que hay. Estrepitoso el de las misas de niños, con niños, de familias, con familias, de catequesis o de lo que quieran. Pobre parroquia la que no tuviera algo así como expresión de la pastoral de infancia más adecuada. Desde los años setenta, es decir, desde hace cincuenta años, andamos en estas. Cualquier españolito medianamente corriente entre los treinta y los sesenta años anduvo en catequesis y en esas misas. Hoy la práctica religiosa en esas edades está bajo mínimos. Ni misa, ni boda, ni nada de nada. Cincuenta años.

Me temo que los señores obispos de la autodenominada Conferencia Episcopal Tarraconense -no reconocida como tal por la Santa Sede-, acaban de pegar un doble salto mortal de funestas consecuencias. Por más que nos quieran hacer tragar que
Contaron los medios, hace días, que el papa Francisco, en una visita al Dicasterio para la comunicación, se hacía esta pregunta: “¿cuántos escuchan la Radio, y cuántos leen L’Osservatore Romano?”. Santidad, así entre nosotros, nadie.
Entender un poco de economía hasta Rafaela, porque la economía mundial es la doméstica, pero a lo bruto. Es igual, de vez en cuando aparecen cantamañanas dispuestos a reivindicar la cuadratura del círculo económico. Recuerden aquella famosa idea de Eduardo Garzón, hermano del ministro Alberto Garzón, y supuestamente economista, que nos ofreció gratis la idea de imprimir billetes sin limites para que nadie pasara necesidad.
Con motivo del tristísimo suceso de las dos hermanitas asesinadas por su padre, la sin par ministra de “igual da”, Irene Montero, se nos ha descolgado con un “aquí necesitamos una justicia feminista”. Ya sé que esto no es para nada un blog de política, pero miren por dónde la última chorrada de doña Irene me va a servir para hacer algunas reflexiones.