Conclusiones sinodales. Entre el susto y la profunda satisfacción
Las conclusiones sinodales son de esas cosas que uno se imaginaba de antemano. Pocos participantes, y los que se han ido anotando en el proceso han sido los más “francisquistas", porque Rafaela, Joaquina y gente de semejante vivir, han pasado ampliamente.
La gente más progre en nuestra santa madre Iglesia no tiene más que unos pocos argumentos tan manidos como viejos y repetidos. A saber: sacerdocio femenino, celibato opcional, abolición de la moral sexual y poquito más.


Tertulia sacerdotal contrarrevolcionaria. Así se definen la media docena de sacerdotes que semana a semana entran en las redes desde su sacristía particular.
La lectura del libro de los Hechos de los apóstoles de este pasado domingo, entre otras cosas decía: “Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables". En la homilía quise planteárselo a los fieles: a ver, ¿qué es lo fundamental para ser un buen católico?
Parece que nos encanta hablar de problemas. No es que nos encante, es que lo normal es que las cosas vayan bien. Sería lo normal, aunque desgraciadamente lo que debería ser normal se convierte en extraordinario.