Otro sagrario profanado. Lo cuenta el párroco
Los que hemos tenido la desgracia de sufrirlo, sabemos muy bien lo que siente un sacerdote cuando ve profanado el sagrario. Me pasó hace seis años y lo sigo recordando con horror.
Por eso esta mañana, cuando he leído el correo de D. Joaquín Garrigós, párroco de Garciotún, en la diócesis de Toledo, he sabido que tenía que compartirlo con vosotros.
Mirad qué imagen tan triste:

Es la pequeña iglesia de Garciotún, uno de mis pueblos, donde este fin de semana han entrado a robar objetos sagrados (cálices, patenas, copones, oleos…) pero sobre todo SE HAN LLEVADO EL SAGRARIO CON EL SEÑOR DENTRO.
Muchas veces había recibido tristes noticias de profanaciones, las cuales siempre me han llegado muy dentro, pero os aseguro que no hay nada comparable al dolor que siente un sacerdote cuando es SU propio Sagrario el que ha sido profanado. Cuando hoy hablaba con el Sargento de la Guardia Civil se lo intentaba explicar diciéndole:” imagínate que le hacen algo a un hijo tuyo, o a tu esposa, a lo que más amas…". Un sacerdote se ordena para Jesús Eucaristía y su vida y su todo es Jesús en la Eucaristía. No hay dolor comparable, os lo aseguro.
Cuando mi sacristana, que es la que se encontró todo, me contaba lo sucedido, se le llenaban de lágrimas los ojos cuando me recordaba el momento en el que se dio cuenta de que no estaba el Sagrario. Qué grande es el amor del pueblo fiel y sencillo a Jesús vivo.
Os invito a uniros a mi parroquia en la oración y reparación. Es evidente que Satanás existe y el mal avanza…PERO EL AMOR SIEMPRE PUEDE MÁS Y AL FINAL VENCERÁ, A PESAR DE SUS ENEMIGOS.
Gracias a tantos y tantos que en estas horas os estáis haciendo presentes. Es de verdad un consuelo muy grande saber que al odio se responde con más amor y más entrega.
Quiero hacer un acto de reparación público allí mismo. Ya avisaré. Rezad por los pobres hombres que han realizado este acto. Pidamos al Señor su conversión.

Sí. Así como suena. Porque con la cosa de hacer un encuentro de blogueros de Infocatólica en la parroquia, al final lo que se pretendía era realizar una inspección “in situ” a ver si las cosas que contaba servidor eran realidades o inventos para poner enjundia en el blog, que estos de Infocatólica mucho bla, bla pero en el fondo como santo Tomás: necesitan tocar las cosas.
En más de una parroquia es posible que tengan que escucharlo: la ley no importa, las normas matan. Tararí. Ni caso. Les están dando gato no por liebre, sino por solomillo de ternera de 1ª clase superior.
Soy visceral e incapaz de escribir sin un punto de ironía. Estos dos factores juntos pueden hacer que en ocasiones me salgan escritos tal vez pelín duros e incluso hirientes. Es el problema que tiene el picante: difícil encontrar el punto justo que alegre pero que no queme el paladar. Más difícil aún dar en el gusto a todos: desde aquel que pide su plato con picante nulo hasta el amante de comer entre lágrimas de satisfacción. 