Isabel Gómez Acebo: ¿qué quería que hiciese Rouco?
Ayer tarde presentación en el Chaminade del panfleto contra Rouco de José Manuel Vidal. Nada especial. Parece que no demasiada gente y lo normal de estos eventos. Pues vale.
Una larga trayectoria de servicio a la iglesia que culmina nada menos que con veinte años como arzobispo de Madrid es normal que haya dejado a su paso filias, fobias y todo lo que ustedes quieran. A unos el cardenal les cae bien y les parece una gracia de Dios, a otros mal y otros indiferentes, ya saben, división de pareceres.
Pero hay opiniones y opiniones. Una cosa son las apreciaciones de la María en el bar a la que le cae fenomenal don Antonio porque una vez le saludó y fue muy amable con ella, las de Juan que no puede verle porque en una misa el cardenal le dijo que mejor que no cantaran en la paz, las apreciaciones de Manolo, que habla maravillas del obispo porque se paró en una ocasión en la calle a saludar a su madre en silla de ruedas, o las de Puri que no le traga porque según ella debería vivir en una chabola y viajar en metro o las de Rafa que no le puede ver ni en pintura porque dice que el matrimonio entre dos hombres no es matrimonio, que es otra cosa.

No es la primera vez que hablo del tema. Hace algún tiempo publiqué un post con el título
En este mundo “hay gente pa tó” y cual se monta su vida como mejor quiere o puede. Vivimos en un país de libertades y a partir de ahí uno puede decidir ser monje, banderillero, vendedor de castañas, cultivador de champiñones, soltero, casado, político ejerciente, vendedor de sueños o controlador de nubes. El matiz está en que no todas las opciones son posibles a la vez, simplemente por una cosa llamada incompatibilidad de vida.
Época de inscripciones para catequesis de primera comunión, y digo primera comunión porque los padres por mucho que intentemos referirnos a catequesis de infancia o de iniciación cristiana, vienen cada tarde preguntado por lo de la comunión, así que lo dejo para entendernos.





