Juan el Bautista no había leído "Amoris Laetitia"
No sé si no habría que plantearse el retirar a san Juan Bautista del santoral católico. Cuanto más lo pienso, más claro lo veo.
Para empezar, san Juan Bautista era un rigorista y un exagerado en su vida. Eso de andar por el desierto, vestirse con piel de camello y alimentarse con saltamontes y miel silvestre no me digan que no es para sospechar. Rigoristas ya en tiempos de Cristo, empezando por su primo. Cómo puede ser modelo de algo un señor, por muy primo que fuera de Nuestro Señor Jesucristo, que se pasa en la penitencia. Menudo ejemplo cuando hoy lo que se lleva es una vida más normalita e incluso contemplamos cómo congregaciones que han optado por una especial observancia andan con sus no pequeñas dificultades.

Trifásico, o triple, o tripitido, o trinado. Tres parroquias, tres Corpus. Evidentemente no podemos pretender la solemnidad de Toledo o las multitudes de Madrid, pero es el Corpus de Gascones, La Serna o Braojos, y es el mismo Cristo el que sale a las calles, a acuerpo que cantaba Carlos Cano, para recorrer nuestros pueblos e impartir su bendición.
Ahora resulta que el problema es un servidor. Según algunos lectores y comentaristas, no sé si buenos, ingenuos o lo que sea, que mejor no entrar, todo es maravilloso en esta misericordiosa Iglesia nuestra del siglo XXI. Es verdad que puede haber cosas incorrectas, pero, en cualquier caso, mejor callar y hablar de cosas bonitas y positivas.
Es que eso de aquellos saltitos de “izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un dos, tres…” es para gente joven.
El título oficial de párroca de momento no existe, que yo sepa, aunque ya no me atrevo a afirmar nada. Yo se lo he dado siempre a esas mujeres, porque en amplísima mayoría son mujeres, que están metidas en sus parroquias colaborando con o sin comillas.





