Obispos eméritos: mejor en silencio, como Benedicto XVI
Lo del obispo emérito en plenas facultades físicas y mentales es un problema relativamente actual. Por supuesto que siempre existieron obispos eméritos, pero ya sabemos que era más habitual que el obispo estuviera en su cargo prácticamente hasta su fallecimiento, y si lo dejaba antes era por serias limitaciones en sus condiciones físicas o mentales. En cualquier caso, o ejercía de obispo, o estaba casi al límite.
Las cosas han cambiado. La norma dice que un obispo debe presentar su renuncia al cumplir 75 años y a partir de ahí depende del santo padre aceptársela o no. Lo normal es prolongar un poco, más o menos poco según, y encontrarnos con un obispo emérito con menos de ochenta años, con una salud como un roble y una esperanza de vida que se va sin demasiados problemas a más allá de los noventa. Vamos, no menos de diez años emérito en plenas facultades.
¿Y qué hace un señor obispo, arzobispo o cardenal sin cargo pastoral y una salud de hierro? Pues ese es el problema.

En apenas un par de días han salido a la prensa dos supuestos casos más de conducta impropia de un sacerdote en el terreno afectivo: el párroco de Churra (Murcia) y el rector del seminario de Castellón. No ha habido juicio, ni sentencia, ni pruebas. Han bastado un video y unas fotos en un caso y la denuncia de un chavalote en otro. Con eso, los medios de comunicación han sacado el ventilador de las cosas sucias y se ha producido la condena mediática de los dos.
Soy de natural poco dado a médicos y remedios: controles de colesterol y las imprescindibles revisiones de bajos. Fuera de eso creo que la última vez que acudí al servicio de urgencias de un hospital debió ser hace más de veinticinco años por un esguince. Afición, lo que se dice afición, la justa.
El foro de curas de Vizcaya acaba de publicar su última hediondez. Una nota de su comisión permanente con el pomposo título de
A finales de los setenta, no digamos en los ochenta, no había parroquia, movimiento, asociación o grupúsculo que no tuviera como uno de sus principales libros de referencia para su “formación” cristiana alguno de los libros de Leonardo Boff, especialmente “Los sacramentos de la vida”. ¿Quién de nosotros no se sabe la historieta del sacramento de la colilla, el pan o la vela de navidad?





