Especímenes parroquiales: "la Virgen me ha dicho"
Cuando voy narrando anécdotas y sucedidos lo hago simplemente para que conozcan más facetas de la vida parroquial. Porque la vida de la parroquia es generalmente muy normalita, pero eso no quita para que uno tenga que lidiar con los especímenes más curiosos, desde la señora empeñada en venir a una misa de nueve que jamás tuvimos, el señor que si no lee en todas las misas todos los días se molesta, o Joaquina que dice que al Santísimo viene pero que a misa aquí nunca más porque según ella tenemos un Cristo de espaldas.
Hace unos días me encuentro con una señora a la puerta de la capilla de la adoración perpetua y con un rebote monumental. La razón, en este caso, que la capilla de la adoración está ubicada en un lugar no suficientemente digno. Intenté razonar: es un lugar fácilmente accesible desde la calle, permite la adoración aunque haya celebraciones en el templo parroquial, facilita el acceso durante la noche. Inútil toda explicación. De ahí pasó la cosa a una perorata sobre sagrario, dignidad y ubicación en los templos, a partir de su enojo evidente porque el sagrario en la catedral de la Almudena no estuviese en mitad del templo principal.

La noticia se extendió por todo el pueblo a la velocidad de la luz. No hacía cinco minutos que don Jesús había aparcado su coche nuevo a la puerta de la iglesia y ya se comentaba en el bar. Los más espabilados hasta sabían el precio: marca tal, modelo tal, de tanta potencia, y con extras… pues le ha salido por lo menos por tantos mil euros. La consecuencia, evidente: caramba, cómo viven los curas…
En esto, como en casi todo, cada maestrillo tiene su librillo. Y cuando hablo de opciones pastorales hablo justo de eso, de posibilidades y de los experimentos que uno ha ido haciendo y el resultado que ve.





