5.01.13

Creí que venían con buena intención

Han pasado años. Comida de sacerdotes con el entonces cardenal arzobispo de Madrid, D. Vicente Enrique y Tarancón. El PSOE hacía unos meses que había ganado las elecciones generales. Un sacerdote, en aquella comida le preguntó: “Don Vicente, usted dijo en una ocasión que con gobiernos de izquierda la iglesia podría vivir mejor. ¿Lo mantiene?”. Su respuesta fue de las que hacen antología: “Yo es que creí que venían con buena intención”.

Tarancón era lo que entonces se calificaba como un obispo progresista, al que tocó en los años de la transición ejercitar sus buenos oficios para que las cosas fueran saliendo sin enfrentamientos, buscando consenso, tratando de aunar voluntades, según las estrictas instrucciones recibidas de Roma. Hizo su papel. Triste al final de su etapa como arzobispo de Madrid ese reconocimiento de mala voluntad por parte de sus interlocutores.

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4.01.13

Con las hermanas de Iesu Communio

Espero que no se enteren de este artículo, porque si hay algo que no quieren es que se hable de ellas ni para bien ni para mal. Pero como no tienen internet, no leen blogs y pierden poco tiempo en mirar la prensa, a lo mejor hay suerte.

Esta mañana he pasado un par de horas con las hermanas de Iesu Communio en La Aguilera. Las conocí hace años siendo clarisas en Lerma y desde hace algún tiempo me paso por su casa algunas veces convocado de manera especial por el cariño de un par de hermas a las que me siento unido de forma muy especial.

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3.01.13

Cuando los conflictos los creamos los curas

No quiero escaquearme en absoluto. Ayer escribía sobre conflictos que nos llegan como se dice vulgarmente “sin comerlo ni beberlo”. Los hay para escribir una enciclopedia por entregas.

Pero también se dan muchos por culpa de los propios curas que a veces parece que tenemos un don especial para liarla allá por donde vamos. Pues de curas quiero escribir hoy, y de cómo podemos originar o evitar posibles conflictos pastorales.

Estas son a mi modo las causas más comunes de conflictos en el mundo de la parroquia y cómo podemos evitarlas.

1. El cura que se marchó. No debería ser especialmente complicado un cambio de párroco, aunque en ocasiones se lo ponemos difícil al que llega. El cura que se va lo que debe hacer es dar las gracias a todos por su colaboración, pedir perdón por los fallos, y animar a recibir al compañero con generosidad. Pero si en lugar de eso dice que le han echado, que malo el obispo y se deja querer con alguna recogida de firmas, se lió.

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2.01.13

Ejemplos de conflictos parroquiales

Los grandes conflictos cura - parroquianos suelen ser siempre por temas menores que a los afectados les aparecen como montañas insalvables.

Todos los ejemplos que pongo a continuación son ESTRICTAMENTE REALES. Le han pasado a un servidor.

¿Por qué mi niña va sola? Primeras comuniones. Los niños entran en dos filas. Pero eran diecisiete. Así que dos filas de ocho y alguien, solo, abriendo camino. ¿Y por qué tiene que ser mi niña?

• 15 de mayo de 2005. Solemnidad de Pentecostés. Y fiesta de San Isidro, patrón de agricultores y ganaderos. Se me ocurrió, después de hablar con la gente del campo, y la hermandad correspondiente, cambiar San Isidro al sábado. Hay gente que aún no me lo ha perdonado.

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1.01.13

Infocatólica, infocatólicos: GRACIAS!

Al comenzar el año necesitaba dirigirme a todos los amigos de Infocatólica para agradeceros la acogida que me habéis brindado en estos meses con vosotros.

Gracias ante todo y muy especialmente al director, Luis Fernando, que tuvo la ocurrencia de llamarme un día por teléfono para invitarme a participar en esta locura de comunicación católica. Ya le dije que uno es como es, a veces un bocazas, a veces un tanto imprudente, cura convencido, eso sí, pero que hay por esos mundos gente mucho más sensata que un servidor. Ahora bien, viendo la insensatez del portal, que podría vender mucho más si fuera un portal de salsa rosa eclesiástica, de pseudo investigación pseudo histórica que pusiera al descubierto los insondables misterios de indignidad y maldad que oculta el Vaticano, o de religiosidad de bricolaje donde cada uno pudiera construir su propio credo, no es de extrañar que para añadirse al plantel de gente medio pirada me llamaran. Sólo en esta dirección llego a entenderlo.

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