29.10.13

Otro sagrario profanado. Lo cuenta el párroco

Los que hemos tenido la desgracia de sufrirlo, sabemos muy bien lo que siente un sacerdote cuando ve profanado el sagrario. Me pasó hace seis años y lo sigo recordando con horror.

Por eso esta mañana, cuando he leído el correo de D. Joaquín Garrigós, párroco de Garciotún, en la diócesis de Toledo, he sabido que tenía que compartirlo con vosotros.

Mirad qué imagen tan triste:

Es la pequeña iglesia de Garciotún, uno de mis pueblos, donde este fin de semana han entrado a robar objetos sagrados (cálices, patenas, copones, oleos…) pero sobre todo SE HAN LLEVADO EL SAGRARIO CON EL SEÑOR DENTRO.

Muchas veces había recibido tristes noticias de profanaciones, las cuales siempre me han llegado muy dentro, pero os aseguro que no hay nada comparable al dolor que siente un sacerdote cuando es SU propio Sagrario el que ha sido profanado. Cuando hoy hablaba con el Sargento de la Guardia Civil se lo intentaba explicar diciéndole:” imagínate que le hacen algo a un hijo tuyo, o a tu esposa, a lo que más amas…". Un sacerdote se ordena para Jesús Eucaristía y su vida y su todo es Jesús en la Eucaristía. No hay dolor comparable, os lo aseguro.

Cuando mi sacristana, que es la que se encontró todo, me contaba lo sucedido, se le llenaban de lágrimas los ojos cuando me recordaba el momento en el que se dio cuenta de que no estaba el Sagrario. Qué grande es el amor del pueblo fiel y sencillo a Jesús vivo.

Os invito a uniros a mi parroquia en la oración y reparación. Es evidente que Satanás existe y el mal avanza…PERO EL AMOR SIEMPRE PUEDE MÁS Y AL FINAL VENCERÁ, A PESAR DE SUS ENEMIGOS.

Gracias a tantos y tantos que en estas horas os estáis haciendo presentes. Es de verdad un consuelo muy grande saber que al odio se responde con más amor y más entrega.

Quiero hacer un acto de reparación público allí mismo. Ya avisaré. Rezad por los pobres hombres que han realizado este acto. Pidamos al Señor su conversión.

28.10.13

Visita canónica de Infocatólica a la parroquia de la Beata María Ana Mogas de Madrid

Sí. Así como suena. Porque con la cosa de hacer un encuentro de blogueros de Infocatólica en la parroquia, al final lo que se pretendía era realizar una inspección “in situ” a ver si las cosas que contaba servidor eran realidades o inventos para poner enjundia en el blog, que estos de Infocatólica mucho bla, bla pero en el fondo como santo Tomás: necesitan tocar las cosas.

El encuentro – visita canónica comenzó el viernes por la noche con la llegada de D. José María Iraburu a esta su casa acompañado por dos acólitos, mejor acólito y acólita, para garantizar que quedaba en ¿buenas? manos y que a ellos los dejaba en paz. Creo que el examen de la casa se pasó sin problemas, aunque fue preciso reconocer que Socio, el perro, es poco piadoso. A la falta de la gracia bautismal lo achacamos, pero es un tema que nos parece de todo punto irresoluble.

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27.10.13

La ley no importa. Las normas, matan. Tararí que te vi

En más de una parroquia es posible que tengan que escucharlo: la ley no importa, las normas matan. Tararí. Ni caso. Les están dando gato no por liebre, sino por solomillo de ternera de 1ª clase superior.

Lo del espíritu, la letra, la ley, la conciencia, la libertad interior tiene más peligro que escopeta de perdigones en manos de un tirador con estrabismo. Y el caso es que queda bien, parece maduro, pero en el fondo arrastra el peligro del relativismo más feroz: la ley no es importante, lo que vale es la libertad de los hijos de Dios, por tanto vamos a superar todo lo mandado y a actuar según lo que el Espíritu nos sople. Esto, en román paladino, quiere decir que vamos a pasar de toda norma y a hacer lo que nos pida el cuerpo, confundiendo el Espíritu con las apetencias propias de cada cual, que ya es confundir, pero ya sabemos que hay gente “pa tó”.

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25.10.13

De formas, fondo y la cantidad justa de picante en un escrito

Soy visceral e incapaz de escribir sin un punto de ironía. Estos dos factores juntos pueden hacer que en ocasiones me salgan escritos tal vez pelín duros e incluso hirientes. Es el problema que tiene el picante: difícil encontrar el punto justo que alegre pero que no queme el paladar. Más difícil aún dar en el gusto a todos: desde aquel que pide su plato con picante nulo hasta el amante de comer entre lágrimas de satisfacción.

Lectores me dicen que aunque sea cierto lo que digo, y la valoración de las cosas o las ideas que expongo irreprochable con la doctrina de la Iglesia en la mano, en ocasiones me pierden las formas: duras, irónicas, fuertes, con su punto de autosuficiencia. Pues no digo que no, ni me voy a disculpar con el sabido “el celo de tu casa me consume” que me autorice a empuñar el látigo de la dialéctica.

Aún sabiendo que forma y fondo son parte de un matrimonio indisoluble, más me preocuparían los errores en el fondo, porque eso querría decir que en dogma, moral, liturgia o vida pastoral uno anda patinando, y eso sí que tiene su peligro: confundir al personal, y eso sí que es algo que no podría perdonarme. Pero parece que problemas de fondo no hay. Bendito sea Dios. ¿Y las formas? Pues siempre opinables, mientras nos mantengamos dentro de los límites de la caridad cristiana, cosa que tal vez no siempre consiga.

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24.10.13

Cumpleaños solidarios

De vez en cuando se van haciendo en el entorno de la parroquia. Llega el cumpleaños del niño y la familia, hablando con el muchachito, le cuentan que hay niños que no tienen para comer y familias en serias dificultades, y que por qué en lugar de pedir regalos para él no piden comida para Cáritas. La acogida de los niños es extraordinaria.

Hace apenas unos días se han presentado en el banco de alimentos de la parroquia unos niños acompañados por el papá de uno de ellos. Algunos cumpleaños en la última semana y una furgoneta llena de alimentos.

Son pequeños gestos que tal vez al niño no se le ocurran a la primera, pero que si alguien se lo sugiere lo acoge desde su sencillez y generosidad. Son gestos fáciles, que pueden hacerse en cualquier lugar y momento. No dejar al niño sin regalo de cumpleaños, pero sí convertirlo si acaso en un detalle pequeñísimo y acompañarlo por esa bolsa de alimentos que permitirá que su fiesta sea también la de una familia en necesidad.

Pues aquí lo dejo como una pequeña sugerencia. Ya me contarán.