Los supuestos representantes que se auto representan
Ante la peligrosísima y posiblemente irrecuperable fractura en la iglesia alemana, leía hace unos días una entrevista a Bernhard Meuser, publicista y cofundador de la iniciativa «Neuer Anfang» (Nuevo comienzo), que ha lanzado una campaña para escribir al Papa alertándole sobre lo que considera la mayor crisis de la Iglesia católica en Alemania desde la Reforma protestante.
En Alemania los grandes impulsores de estas reformas, rompedoras y rupturistas, se engloban en el llamado Camino Sinodal alemán, capitaneado por monseñor Georg Bätzing, presidente de la conferencia episcopal, y la señora Stetter-Karp, presidenta del comité central de los católicos alemanes. Hablan los del camino sinodal como si estuvieran representando a la inmensa mayoría de los católicos alemanes. Pues bien, Bernhard Meuser se atreve a decir que esta corriente apenas es representativa de la Iglesia en Alemania. Lo de siempre.
Lo que hagan los políticos me da igual. Lo que pase en la Iglesia me preocupa. Y lo que estoy hartito de ver son esos grupos de presión intraeclesiales capitaneados, compuestos y movidos por los cuatro curas de siempre empeñados es mostrar lo que piensa, desea y anhela el clero de toda una diócesis. ¿Cómo han llegado ahí? Vaya usted a saber. Una sonrisita por aquí, palmada en la espalda por allá, presencia en los lugares adecuados y momentos imprescindibles, lenguaje políticamente correcto y cambiante si conviene, y cuando te quieres dar cuenta, ahí andan decidiendo, manipulando y proclamando que lo que los sacerdotes y la Iglesia quieren y necesitan lo saben ellos.
A mí nunca me han preguntado.
Piensen ustedes en sus parroquias, consejos pastorales, grupos sinodales y demás similares, y díganme si la opinión de ustedes, fieles y paganos practicantes, sirve de algo.
Horarios de misas, liturgia parroquial, grupos de oración, formación, arreglos materiales, presupuesto de Cáritas. ¿A ustedes alguien les ha pedido opinión? Hombre, es que esto se decide en los consejos. Bien. Pero tampoco costaba tanto, en ocasiones al menos, preguntar a los fieles simplemente al salir de misa. O lanzar una encuesta por las redes.
Nada. Los consejos, si hay suerte, o los amiguetes del párroco, o el párroco por su santa sinodalidad, van tomando decisiones sin preguntar a nadie. Lo mismito que los alemanes. Normal que el personal se cabree.
Pues eso.
2 comentarios
Está claro que lo de Alemania es ya un cisma en toda regla. Pero si la Iglesia es jerárquica, que lo es, no cabe quejarse con eso de que: «¿Cómo han llegado ahí? ...A mí nunca me han preguntado». Hay que buscar argumentos consistentes.
Dejar un comentario






