Sesenta y nueve likes, que no liques, o sí
Cuando yo era niño los hoy likes se escribían de otra manera, liques, y significaban algo completamente diferente. En el juego de la pídola, una modalidad de salto era hacerlo con lique, que consistía en propinar, en el momento del salto, un taconazo en el trasero del que hacía de “burro".
Hoy hablo de likes de los modernos, porque ayer servidor tuvo una nueva sesión de la catequesis que vengo impartiendo cada jueves sobre el compendio del catecismo de la Iglesia católica. Los datos que están ahora mismo en mi pefil de Facebook me informan de que el video de la catequesis de ayer ha tenido hasta este mismo momento 339 reproducciones en Facebook, además de los que siguieron la catequesis a través de la pagina de la parroquia virtual de san José de la Sierra. Añadimos los 69 likes y 96 comentarios.
Estoy contento y lo cuento porque servidor no tiene abuelas desde hace tiempo y porque estas cosas hay que contarlas para alegría de mis lectores y seguidores.

De las cosas más impactantes que un servidor ha escuchado desde que comenzó la pandemia.
Si a un servidor se le ocurriera u ocurriese cualquier cosa de tipo pastoral, como podría ser una misa solemne, procesión de desagravio, novena a san Roque, rogativas “ad petendam pluviam”, rosario de la aurora, mercadillo solidario, huerto ecológico o festival misionero, y resultara o resultase que no acude más que la señora Rafaela, y no siempre, pues me lo tendría que mirar. Algo pasa.
Aquel día apareció don Jesús por el pueblo. Apenas acudía por allí y menos en tiempos de aislamiento. Celebraba misa en el pueblo de mayor entidad y se limitaba a acercarse alguna vez por el pueblo de Rafaela por la cosa de dar una vuelta a la iglesia parroquial y ver si estaba todo en orden.