El Astete y el Ripalda sin complejos
Yo sé que reivindicar hoy los catecismos de Astete y Ripalda o simplemente los catecismos nacionales de primer y segundo grado que se estudiaban en España te convierten en católico despreciable y sin posibilidad de reconversión. Habida cuenta de que ya cuento con ello, al asunto me lanzo.
El catecismo del P. Astete se publicó por primera vez en 1599 y se dice que tuvo más de mil ediciones en diversas lenguas. El de Ripalda es de 1616. Con estos dos catecismos aprendieron la doctrina cristiana españoles e hispanoamericanos hasta el concilio Vaticano II.
Cuatrocientos años. Ahí es nada. Una forma clara de aprender los fundamentos de la fe con un práctico sistema de preguntas y respuestas que tampoco eran tantas. El de Ripalda, 253 en sus últimas ediciones. El de Astete por ahí andaba.
Siguiendo el modelo clásico de preguntas y respuestas, y tomando sin duda como base los dos catecismos citados, en España, en los años 50, se comenzaron a estudiar los llamados catecismos nacionales de primer y segundo grado. El de primer grado tenía ciento seis preguntas y respuestas y el de segundo llegaba a las trescientas.

No se fíen de esos supuestos liberales que en prueba de su talente aperturista van echando pestes de leyes y normas. No se fíen. Todos los dictadores, grandes o pequeños, lo primero que hacen es ponerse el disfraz de corderitos demócratas, denostar leyes y normas por la aparente cosa de la libertad del pueblo y luego, como ya no tienen cortapisas, entre otras cosas porque se lo hemos consentido, se dedican a hacer lo que les da la gana y a convertirse en los mayores dictadores.
Bien. Una ocurrencia más. Ganas de dedicarnos a lo menos importante quizá por que no sabemos, no queremos, no nos atrevemos, no nos dejan o no podemos, mejor no entrar en el por qué, dedicarnos a cosas que como Iglesia sí me parecen de una extraordinaria importancia.
Mucho enseña el libro de los Hechos de los apóstoles. Tanto que hace unos días propuse que se retirara de la circulación, simplemente porque lo lees y si tomas tu vida en serio sientes vergüenza por nuestra acomodaticia y poco evangelizadora vida eclesial.